¡Viva Cartagena! ¡Dejadme solo! En terrenos del cinco.
O del circo. El gobierno mejora sensiblemente con esta decisión, Sánchez
necesitará menos pastillas para conciliar el sueño, aunque Iglesias con una
lengua aún más desatada, si cabe, va a poner los pelos de punta a la
congregación. Todos se van a divertir en esta batalla de Madrid, con candidatos
soberbios. Promete la cosa.
Por lo pronto la presidenta de Madrid se ha apuntado el éxito de sacar a Iglesias del gobierno de España, que siempre es cosa de agradecer. Sánchez le debe una. Una vez más comprobamos que unas elecciones casi nunca van de programas, algo qde lo que ni se habla, sino de fulanismos, de máscaras, de personajes en el sentido del teatro griego. En las funciones preferimos los caracteres definidos, sin fisuras, siempre rígidos y caricaturescos. Y en las corridas nos gustan los toros bravos, los que bufan, los que rascan la arena con la pata de atrás con mirada asesina. Pobre Gabilondo. Sinceramente creo que es mejor persona que ninguno de los otros dos contendientes, ambos más del gusto del respetable, siempre amante de las emociones fuertes. Pero mucho han abonado los peores actores de esta peligrosa función el sectarismo, el exceso verbal, el frentismo y el disparate.
He de reconocer, querido Pepe, que estos últimos días ando con el ánimo un poco más subido en mi percepción de la vida política nacional. Estaba todo, no sé, como parado, como excesivamente previsible: los unos y las otras, las unas y los otros, los de aquí y las de allá. Todo eran números de ingresados y fallecidos, nuevas normas y redimensianamiento de los confinamientos —algunas con niveles de incongruencia tan altos como las anteriores— y la sensación de que cambiaba todo para que no cambiara nada (sensación que, sin duda, seguirá persisitiendo, por cierto).
ResponderEliminarY de pronto se dispara todo y las tres pistas del Gran Circo Nacional, las tres, cambian al unísono y empieza, de nuevo, el espectáculo: las mismas fieras, los mismos domadores, idénticos payasos, los consabidos trapecistas ... pero el aire es distinto. La música es más de fiesta mayor, el entoldado se engalana por fuera y por dentro y hasta alguien se atreve a lanzar algunos fuegos artificiales. Ciudadanos en Murcia hacen una jugada supuestamente maestra (ja, ja, ja)... y lo que nadie se imagina es que Díaz Ayuso convierta, con una rapidez de pistolero del Oeste, una de las pistas en improvisado coso taurino, se lance al ruedo con el capote en ristre y, antes de que el público se percate del todo, se quite la montera y brinde al respetable. Y cuando una parte del público ovaciona, otra sonríe y se frota las manos y una tercera grita enfurecida mientras presenta —unas horas tarde, a decir de los jueces, una moción de censura como la murciana— y parezca que ahí acaba todo, en la pista de al lado... aparece el "hombre bala": nada menos que el señor Vicepresidente Segundo del Gobierno decide ir por libre y, sin encomendarse a Dios o al Diablo —o sí, pero no lo sabemos— limpia la artillería y abandona el palco presidencial para anunciar, a bombo y platillo seguido de fanfarria que él será el que meta en el cañón que acaba de instalar para salir disparado... aunque aún nadie sabe hacia dónde.
¿Qué decir, Pepe? los telediarios y los quehaceres de los tertulianos, desde hace tiempo tan monótonos al menos, duran unos días, tendrán algo de "chicha". Y hasta un servidor, tremendamente aburrido hasta este instante de insensateces y dogmas, me tomaré la molestia de mirar algunos.
Luego, eso sí, que Dios nos coja confesados. Pero total, siempre ha sido así —y no quiero parecer derrotista— así que, como decía Buda: «Si una cosa tiene solución ¿para qué preocuparse? Y, si no la tiene ¿para qué preocuparse?».
Un abrazo y a seguir: escribiendo, pintando, tocando la guitarra, dando guerra, viviendo. Y todo aderezado con los mejores majares que se pueda, Pepe.
Fernando
Gracias por tu comentario, Ferdinandus. Llevas toda la razón. Pienso a menudo que le dedico demasiado tiempo a estas cosas de la política, especialmente viendo el nivel en que se mueven sus actores, de penoso a criminal. Pero bueno. Ahora, al menos, se mueve la cosa y es difícil pensar que la cosa pueda ir a peor, aunque sí que podría. Y mucho.
EliminarLo peor es que, independientemente de que puedas estar o no de acuerdo con las posturas defendidas por cada uno, del hartazgo de comprobar el poco respeto que nos tienen desde su mundo ensimismado, lo peor, es que no son buena gente. Si alguien lo es, no copa portadas. Le ocurre a Gabilondo, una especie de Calvo Sotelo. Un hombre serio, pausado, que no vive del ruido, que no excrespa ni insulta. NO vende una escoba. Incuso los suyos le reprochan que es poco combativo, demostrando que el debate no es de ideas, sino de gladiadores, de hampones. En fin.
Nuestro amado vicepresidente, que bien claro está que no es santo de mi devoción, hace mejor al gobierno simplemente yéndose. Eso lo dice todo. Ideas y propuestas se escuchan o leen pocas, y si se exponen, nadie las atiende. Estamos en otra cosa. Criminales, dice uno, bolivarianos responden otros, fascistas, leninistas... En fin, un primor.
Veremos en qué acaba esto. No me gusta ni el planteamiento ni el nudo. El desenlace suele seguir el argumento.