martes, 6 de mayo de 2025

Nucleares y Cuervo Ingenuo


Una de las condiciones para que algo funcione, bien o mal, es la de su existencia. Y una de las diferencias, no menor, que hay entre la fantasmal comisión de expertos de la pandemia y la que ahora estudiará a quién echarle las culpas del apagón es la esta última existe y la primera era puro ectoplasma. A menos que se le llame así a cuatro amigos dirigidos al señor de marrón de Gila, uno que pasaba por allí. Al final todo es una cuestión filosófica, pura ontología.

Eso no quita para que interesadamente se quiera dirigir el debate hacia cosas inexistentes, más dóciles y moldeables que las reales. En el caso que nos ocupa se nos quiere desviar la atención y el criterio hacia la inexistente oposición a las energías renovables. Nadie se opone a ellas, nadie. Se intenta crear un marco favorable para argumentar con ventaja e intentar salvar el relato, el honor, la cara, los votos y el sillón, deformando el problema y presentándolo falsamente como un enfrentamiento entre nucleares y renovables, entre fachas y progres, entre reacción y progreso, entre la superstición de un extremo y el rechazo irracional del otro. De nuevo, nos encontramos con que es difícil resolver un problema que no existe. Al menos como está planteado. Los que se quiere hacer pasar por defensores a ultranza de la energía nuclear piden simplemente que se prolongue la vida útil de las centrales ya construidas hasta que se pueda prescindir de ellas, encontrada una solución de almacenamiento que no ponga en peligro el sistema y el suministro. Nadie en España propone construir más centrales nucleares, como ocurre en otros países que no tienen la fortuna de disfrutar de tanto sol y vientos ni de haber heredado trescientos setenta y cuatro de embalses.

Nadie se opone a las energías renovables, todos entienden que es el futuro y una bendición para España, donde el sol pasa el invierno y tantos turistas acuden a cargar las pilas. No faltan muchos años para que estas energías limpias, inagotables y baratas hagan que no necesitemos otras. Sobrarán las nucleares, no habrá que quemar gas o carbón en centrales que quedarán obsoletas, y el agua de los pantanos podrá conservarse para mejores usos, consumo humano y regadíos. Tenemos el problema de que no se puede almacenar hoy por hoy gran parte de la energía sobrante y que hay momentos en que producimos demás para lo que la red, el consumo y las circunstancias permiten. Vamos a tener que reabrir los altos hornos para fundir acero gratis con la energía que nos sobrará y el precio de la electricidad debería reducirse si la vergüenza no fuese también inexistente, una vez libres de la fuga de divisas tradicional que arruinaba el país para pagar combustibles fósiles que quemar en las centrales de ciclo combinado. Pero antes hay que desarrollar tecnologías de almacenamiento viables y baratas. Entonces sí, entonces sobrará todo lo demás y se verá lo absurdo y sectario e este falso debate . Hoy por hoy no podemos poner todos los huevos en la cesta fotovoltaica y solar. El engaño interesado es decirnos que hay quien se opone a ella o al hidrógeno, otra vía prometedora.

Lo razonable, supersticiones aparte, es mantener unos años más las nucleares ya instaladas activas, como no habrá más remedio que seguir quemando gas o vaciando los pantanos en ocasiones. Todo el mundo sabe que ni la tecnología actual ni la red eléctrica en uso permiten hoy en España un 100% de renovables. Es cuestión del equilibrio imprescindible en todo momento entre oferta y demanda de electricidad, que falla cuando se produce un mínimo desajuste, como hemos tenido ocasión de comprobar y padecer y que nos explicarán en cuanto encuentren algo que contarnos. Como en todo el mundo tienen el ojo puesto en el caso, por eso de las barbas del vecino, en este asunto estamos expuestos a llegar a conocer la verdad, que dará y quitará razones.

Hay autonomías, como Extremadura y Castilla-La Mancha que, con sus pantanos, molinetas y parques solares instalados, producen mucha más electricidad que la que consumen y necesitan. Hay otras, más industrializadas y necesitadas de electricidad, que son totalmente dependientes de la que se produce en otras regiones. Ya se ocuparon de que no les mancharan el territorio con esas instalaciones que contaminan, estropean el paisaje de los abuelos o expulsan a los habitantes de los valles, la mejor tierra cultivable que tenían. Ya fabricamos nosotros. Vosotros cultiváis, abrís minas, nos vais mandando materias primas baratas y energía, os tragáis los humos y, cuando hagáis falta, ya si eso, os venís aquí como mano de obra mientras nosotros os vamos marginando y despreciando, que nos vais a joder en ADN y el idioma.

Cataluña tiene unas centrales nucleares (no el país vasco, que lo evitaron a tiros) que le suministran la mitad de la energía que consumen. Renovables tienen pocas, cuanto más lejos mejor, que los molinos les recuerdan al Quijote, que viene a ser como los toros de Domecq o los tricornios e inquietan el espíritu del país. Lo malo es que la tecnología y la industria van a requerir cantidades ingentes de electricidad para el procesado de datos, la inteligencia artificial o la recarga de las baterías de los coches, si es que no se encuentra antes algo mejor, que sería lo deseable.

Las empresas de energía, que no sus fuentes, están ubicadas casualmente en el País vasco, Cataluña y Madrid. La propuesta más razonable, a mi entender y al de una mayoría, es prolongar unos años la vida útil de las nucleares. Esta opción, salvo suicidio económico como el alemán, tiene la suerte de ser inevitable y la desgracia de ser la postura defendida por el PP, por los fachas. Cero votos la moción, salte o raje. Pero nos vamos a divertir cuando Junts y ERC por una parte, y PNV por la otra, apoyen lo que por una vez es bueno para España y bueno para las partes de ella que ellos representan, para sus industrias y para su futuro. Los nacionalistas no pueden permitir depender de una energía que les llega desde la metrópoli ni renunciar a los jugosísimos beneficios de las empresas que están allí, no en Cáceres o en Albacete, en Aragón o en Castilla, donde producimos la electricidad que ellos luego nos venden y cobran y que sus industrias necesitan. Hay veces que o se sorbe o se sopla, o la puta o la Ramoneta.

De forma que no sería raro ver otra caída de caballo, otro dondedijedigo y de reírnos hasta el desternille ante los esfuerzos de obispos, feligreses y acólitos por defender mañana lo que hoy rechazan. Ya están hechos a esos vaivenes, sapos y papelones, de forma que, aparte del ridículo, poco quebranto les va a suponer. Y no va a ser el PP quien les tuerza la mano, no, sino sus socios, los únicos que, a cambio de esos votos que les faltan y que las urnas les negaron, merecen ser escuchados y retribuidos. Lo que usted guste mandar. Pongámonos cómodos a ver la función que, o mucho me equivoco, va a ser para Premio Nacional de Artes Escénicas.


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