lunes, 29 de octubre de 2018

Epistolilla hidroeléctrica



     Pides un revuelto de cascaruja, te ponen panchitos, torraos, pipas de calabaza y seis almendras, pesan la mezcla y te cobran todo al precio de las almendras. O del caviar, ya puestos. Así funciona el recibo de la luz, gravado y agravado con otros abusos y añadidos, portazgos y fielatos, alcabalas y deudas, muchas no contraídas por el cautivo sufragáneo. Como han ganado poco, parece ser que aún les debemos 20.000.000.000 de euros en déficit de tarifa que nos van cobrando irreligiosamente en cada recibo. Un sindiós. Antes se pagaba cada dos meses. Para subir aparentando bajar, se pasó al cobro mensual, engañosa ilusión. Ahora observo que me intentan encandilar con el mismo truco facturando cada 22 ó 23 días. Ingenioso.

     Leo con regocijo que se intenta aprobar una modificación que impida a estas insaciables empresas reguladas, glotonas polillas de nuestras bolsas, seguir cobrándonos a igual precio que la energía producida quemando gas de Argelia a aquella que se origina despeñando el agua de Dios y de todos a través de turbinas instaladas en las presas de los embalses construidos por los españoles en tiempos del tío Paco. O por las centrales nucleares, ya amortizadas, incluso una que no ha llegado a funcionar y seguimos pagando a escote. Me refiero a la de Lemóniz, horno de plutonio al que no se ha arrimado nunca el misto, cediendo con más miedo que vergüenza ante los tiros en la nuca de los bastardos gudaris de ETA, unos ecologistas de libro que asesinaron a José María Ryan, ingeniero de Iberduero en la obra y a otros desalmados maquetos que pretendían construirla en el verde valle de los abuelos. Fíjate tú. Eso quede para territorio sioux. Mejor que la hagan en otro sitio, lejos, y nos envíen desde allí los cuartos, que aunque las monedas lleven la jeta del rey no les hacemos ascos. Aplaudo la medida, lógicamente la de meter en vereda a las eléctricas, no las otras, aunque no me quiero precipitar hasta ver en qué queda la cosa.


     Va a ser un debate parlamentario interesante. Mucho más que otros de más postín con que nos mantienen entretenidos en la inopia, discutiendo el personal y los parlamentos sobre tesis, memorias, olvidos, traslados de momias, másteres, víctimas variadas, correcciones, posturas, grabaciones del amigo común Villarejo, renombramiento de calles y derribo de estatuas de Julio César y de Colón. Siempre nos quedará Cataluña. Y a los ladrones del principado siempre les quedará España. Alucinados quedaremos ante el inminente alud de lamentos analfabéticos sobre nuestra historia de genocidas con que algunos conmemorarán el descubrimiento de América mañana, 12 de octubre, día de san Opilio de Piacenza, San Rotobaldo de Pavía, del beato Pacífico Salcedo Puchades, de la Virgen del Pilar y fiesta nacional de Este País. Nunca celebran la primera imprenta en América, creada por Luis de Pablos en México en 1540, o la primera expedición sanitaria llevada a cabo en el mundo, la Real Expedición Filantrópica de la Vacuna del doctor Balmis por todo el imperio español, dando la vuelta al mundo de 1803 a 1814; o la victoria de Lepanto en la que cometimos según algunos la torpeza de ganar a los turcos evitando que todo el Mediterráneo y con él Europa pasase a formar parte de tan liberal y tolerante cultura. Los buenistas de la época (que tontos siempre ha habido) impidieron que don Juan de Austria rematara la faena y terminara con las bases en el norte de África desde las que nos venían a saquear y llevar como esclavos a Argel, como sufrió Cervantes, famoso escritor catalán. Seguramente se lo merecía, pensarán estos mandrias, que algo habría hecho. Vaya en su disculpa que no celebran tales cosas porque las desconocen, que les gusta leer menos que a Franco.


     Yendo de la Historia a la Geografía, recuerdo al contribuyente que Iberdrola está en Bilbao. Naturgy (Fenosa, Gas Natural) en Barcelona y Endesa en Madrid. Será un debate territorial que al final, si no me equivoco, acordará seguir vaciando los bolsillos de acá para llenar los de acullá. Tal vez en evitación de mostrar plumeros (los propios de cada tribu más allá del Missisipipi), la cosa llegue acordada al Parlamento, no vaya y los de Cáceres, Albacete o Soria, entre otros despoblados, seculares opresores metropolitanos de las colonias catalana, vasca y madrileña, se vayan a mosquear y caigan en la cuenta de que eso de “España nos roba” en realidad es “El resto de España tiene la obligación de seguir haciéndonos ricos a los más ricos”. Mientras se consigue terminar de despoblarla. Para eso son unas bestezuelas que nos oprimen y esquilman, aunque sean genéticamente más tontos. En esto último, al final el Torra va a llevar razón.


     En esta partida de ajedrez económico, que mucho me temo no se va a dirimir en sede parlamentaria, cada empresa tiene ya colocados en el tablero de cada consejo de administración (no menos que en los parlamentos) sus peones, sus alfiles y sus torres. Incluso sus reinas. Siempre se nombra a los mismos de esa larga lista de piezas que manejan sus manos, aunque poco a Josu Jon Imaz, sucesor del jesuita Arzalluz, el de las nueces, que, dando un giro a su carrera y a su vocación, pasó de presidir el Partido Nacionalista Vasco a ser presidente de Repsol. Verde y con asas. Y todos los colonizadores mesetarios a ahorrar para el próximo recibo, que con antifaz debían de cobrarlos.


     Zeus, dios del cielo y del trueno, amontonador de nubes, vigilante de los juramentos, bajaba colérico del Olimpo rayo en mano a hostigar a las gentes. Ahora los sumos sacerdotes del dinero, su unico dios, desde un ático, pasan sus recibos en cobro de sus chispas y resplandores. Siempre jugando con los mortales y abusando de su poder, aunque algunos ilusos creyentes le llamasen Zeus Eleuterio, el libertador.



     Vale.


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