viernes, 15 de agosto de 2025

Bitácora veraniega

 

Una vez la mentira y el menosprecio a la promesa y la palabra dada se han instalado en la gobernanza y en la política en general, proceder de trileros que se mienten pero no se engañan, normalizada la promesa que confía, como única salida airosa, en la imposibilidad de cumplir lo acordado y prometido a la peña, entramos en el mundo desconocido de la metamentira, de la política cuántica, en la que una cosa puede ser verdad y mentira al mismo tiempo. Se habla para las parroquias respectivas, a las que se miente también para mantener la ilusión de que se ha conseguido algo. Por supuesto 'progresista', aunque sea pactando con el KuKluxKlan. Luego ya se verá. Unos y otros, confían a menudo, como decimos, en que lo acordado y vendido a la clientela sea imposible de cumplir. Se trata simplemente de ganar tiempo, aparentando tener algo que prometer cada obispo a su parroquia para conservar la silla gestatoria, que nunca falta quien la portee. A la sombra del palio simbólico de la prensa afín y los acólitos entregados. Aunque para ello haya que defender herejías. Lo malo es que, en esa amalgama societaria en la que no faltan los que quisieran acabar con todo, desguazar el país que odian y del que viven y repartirse los restos, es que a veces aparezca el número suficiente de votos para aprobar lo que no quieren ni los promotores. O lo que, simplemente, no es posible cumplir, que aún quedan jueces en Berlín y votantes con juicio. Hay temas, pues, en los que no merece la pena entrar a debatir, puro esperpento teatral, surrealismo político, una de las formas más elaboradas de corrupción, origen del desencanto, del desentendimiento y de la radicalidad extremista. Con su pan se lo coman. se trata de algo tan sencillo como no votar nunca a gente así.

 

Leo algún escrito parroquial con las oportunas glosas al Apocalipsis. Saben que lo que dicen no es cierto. Si el PP gobierna, sin duda, hará cosas que no gustarán, ni a los contrarios n a los propios. Con este gobierno pasa igual, salvo que ha hecho leyes indefendibles simplemente como pago por votos que tenían en contra a más del 70% de la población, incluidos sus votantes. Por ejemplo, la ley de amnistía.

Feijoo habla de derogar o retocar las 'leyes ideológicas' y concreta cuáles son: amnistía, ley del sí es sí, Memoria democrática, aspectos de la ley trans para impedir participación en competiciones deportivas, y aclara que la ley de la eutanasia no se tocará, por haber amplio consenso social. Y eso es lo que dice. Nada de prohibir la cebolla en la tortilla de patatas, obligar a rezar el ángelus, poner un pago por bañarse en la playa y otras medidas que han olvidado anunciar en esa delirante relación. Se puede estar en contra de un partido, se puede pedir el voto para el propio, pero no conviene mentir ni inventar. Para la parroquia vale, todos de acuerdo, fuera de ella, asombra.

De paso, olvida decir Feijoo que convendría derogar o retocar otras leyes, como recuperar el delito de convocatoria ilegal de referéndum, volver a agravar la malversación, aliviada a medida de los golpistas catalanes, recuperar la figura de la sedición, también desaparecida por otro pago a los apoyos de Junts y ERC, revertir, si se aprobara, todo lo que sea un cupo catalán, y otros desmanes parecidos. Y defender el uso del español en todas las escuelas de España si los padres lo piden, algo que parece racional y necesario. Seguramente, Feijoo se quedará más corto que largo en estas cosas. De forma, que no me han llegado a convencer ni mucho ni poco con ese sermón apocalíptico. Dense por contestados los sexadores de equidistantes. 🤣


Sobre eso de 'derogar las leyes ideológicas del sanchismo hay quien piensa —y no sin razones— que menos lobos. Claro que Rajoy mantuvo casi toda la legislación que criticaba, incluso tuvo que cesar al ministro de justicia por radical y desconectado del sentir general, como hará quien venga, sea cual fuere. También es un disparate decir que hay que derogar todas las leyes y medidas de los últimos gobiernos; ha habido cosas buenas, incluso muchas de ellas votadas por el PP, que sólo se habla de unas pocas leyes especialmente conlictivas. Pero Feijoo estará en su derecho, incluso en la obligación, de corregir desbarres, abusos y leyes producto de mercadeos indecentes. Es para lo que le votarán millones de españoles, esos que llaman fachas muchos que lo son más, sin entrar en más matices ni detalles. Y por lo que dejarán de votar o votarán en blanco muchos desencantados. Que la política es un mundo sucio, cruel y mentiroso, no es nada que no sepamos y, sálvese el que pueda, si alguien puede, que creo que no. Cuando un gobierno tiene que vivir pagando un peaje, día a día, medida a medida, ley a ley, incapaz de sacar adelante unos presupuestos en una legislatura bastante estéril, el jefe y sus más fieles acólitos deberían darse cuenta de que la cosa se acaba y que mantenerla con respiración asistida mediante pagos constantes, es perjudicial para todos, salvo para ellos, un pequeño grupo al mando. En las críticas a estos planes derogatorios hay observaciones atendibles, pero en la relación de plagas de Egipto, se han pasado varios países.

No se puede ser inteligente, tener información y decencia y dar por buenos chantajes, pagos, mercadeos, mentiras, injusticias y abusos. Hay a quien le falta alguna de esas virtudes, y a muchos, todas ellas. Borrell no es de esos bandarras dizque ilustrados que van firmando manifiestos por ahí.

El señor Trump, en una de esas órdenes ejecutivas que rubrica con una firma casi del tamaño de su estupidez, es capaz de creerse que, desde que a él se le pasó por el magín, el Golfo de México ha dejado de llamarse como desde hace siglos se venía llamando. Se equivoca, se sigue llamando igual, su poder no llega a tanto.

Hoy en el Congreso de los Diputados también van a jugar a esa magia performativa del Hágase la luz, y la luz se hizo. Las palabras como transformadoras de una realidad que, indiferente a estos abracadabras infantiles, sigue inmutable. Un reglamento de un órgano que suple su impotencia con estos entretenimientos, no puede cambiar lo que dispone el artículo 66 de la Constitución: «Las Cortes Generales representan al pueblo español y están formadas por el Congreso de los Diputados y el Senado». Ellos, por lo que parece, creen que sí, que para el césar, como para Dios, no hay nada imposible. Cada loco con su tema: ya que no somos capaces de presentar un presupuesto, como Dios manda (y también la Constitución esa que se pasan por el forro) pasemos el rato con los juegos florales del lenguaje dizque inclusivo. Ellos le llamarán como les parezca, pero esa institución se seguirá llamando Congreso de los diputados. Y el Golfo de México, golfo de México. Y la casa sin barrer.

No deja el agonizante amasijo gubernamental de hacer cualquier cosa menos lo necesario, lo urgente, lo que de verdad preocupa a los ciudadanos, cada vez más alejados de los que dicen representarlos. Lo decisivo suele responder a un chantaje, muchas otras cosas a la mera autoprotección y permanencia, aunque ya nadie sabe para qué, el resto es hacer como que se hace. La desafección, el alejamiento y el desinterés que producen los gerifaltes que deberían trabajar para todos, habitar la mesura, la centralidad y el mundo de lo real, es el fruto que cosechan siempre los que acechan en los extremos, afilándose las garras y viendo que otros hacen su trabajo de demolición de la moral pública. El resto ya se cae solo.

Una cosa es ser un país de interés turístico, al que acuden desde todo el mundo multitudes a disfrutar del sol, las playas, los monumentos y la gastronomía, y otra cosa es ser la risión del mundo. Cada vez más vienen más para ver asombrados cómo nos las arreglamos para sobrevivir a pesar de la incuria, la mediocridad, la corrupción y la desfachatez de la dirigencia. Lo nuestro parece un chiste de Gila. Sí, habrá que regular eso de los 'lobis', que cada vez huele peor.

Los peores de sus ciudadanos sólo cuestionan, incluso rechazan, la única nación que de verdad existe por estos lares: España. El Bonillo es una nación, España ni se sabe qué es. Esos quieren convertirla en un dudoso amasijo plurinacional asimétrico poblado por paletos a la greña. Si alguien habla de hacer país, sabemos que su liebre es moldear un trozo para separarlo del de todos, entre lamentos, invención de agravios y manipulación de la Historia común. No se admite más lealtad que la local, más a la tribu que al país, muestra de un aldeanismo disgregador, arcaico, egoísta, excluyente, insolidario, que hoy pasa por progresista. Se puede, y hasta se exige, mostrar con orgullo todas y cada una de las banderas, himnos, pertenencias y símbolos de la aldea, pero no los comunes, los nacionales, los del país, el único que tenemos. Los que desprecian esas cosas de todos, con su falta de fuste habitual, acusan de apropiación a los que aprecian lo que ellos ignoran y menoscaban. A menos que usemos esa palabra como la usaba Josep Pla: el país era su pueblo y poco más, Llofriu, el mas Pla, el Ampurdán, fuera de eso, todo era terra incognita, campo informe, ajeno y hostil, habitado por gente extraña, los bárbaros. A base de progresar, hemos recuperado el carlismo y ahora los más 'progresistas' van intentando recuperar el feudalismo y los reinos de Taifas con la boina bien calada.

Cuando se hacen leyes a medida de delincuentes y cuando se cuenta con tribunales afines que las den por buenas, como toda puerta que se abre para los propios, luego resulta que queda franca para los ajenos. Ocurrirá con más asuntos y escucharemos grandes cosas de los hoy consentidores intermitentes. Los Eres andaluces y los amaños de Montoro son obra de corruptos desorejados, aunque luego fueran dados por buenos por parlamentos que están para eso, para decir que sí a todo lo que se les mande. Y no vale taparse un ojo para conseguir ver bien o mal algo, según sea el desmán de los nuestros o de los ajenos. Tendría gracia que todos los sinvergüenzas aludidos escurrieran el bulto de sus desafueros.

Al final, el Tribunal Superior de Justicia Europeo tendrá que venir a poner orden y concierto en la serie de modificaciones venales y a medida del código penal y otras leyes urdidas o torturadas en potro parlamentario por el trilerismo gubernamental y societario. El tribunal europeo entenderá y, en contra de los intentos del señor Conde Pumpido, que quién lo nombra pues eso, tendrá la última palabra acerca de los Eres de Andalucía, malversación y autoamnistía. Ya nos han amonestado varias veces por la ley electoral europea paralizada como pago al PNV y, ahora, entra en escena un cupo catalán mercadeado como el último, por ahora, de los pagos del alquiler de la Moncloa. Aunque esta última barrabasada pudiera tener mal futuro, un pacto de pillo a pillo, de esos que se mienten pero no se engañan. Se promete lo que sea menester y luego, ya se verá. Es una obra en la que se actúa más para clientelas y parroquias que para los ciudadanos que acaban pagando la fiesta. Los sufragáneos, a verlas venir, a ver qué acuerdan vuesas mercedes en algún tugurio de Waterloo, donde las derrotas. El parlamento, ya si eso, está para lo que está, que es para poca cosa y nadie se determina a moverse y que el cencerro los delate. Mejor llevarles todo acordado, que si no se lían. Ver la tramitación de este engendro, si se produce, como las valoraciones en medios y redes sociales será un buen instrumento para medir desvergüenzas, sumisiones y ¡ay! progresismos.

Sánchez, en un debate televisivo, le dijo a Rajoy que no era una persona decente. Le faltó añadir que era un simple aficionado y que le sujetara el cubata, que iba a aprender lo que eran la verdadera indecencia, que incluye la arbitrariedad, la cesión continua a los chantajes, la corrupción económica y, la peor, la política, fundamento de su gobierno. Supera sus límites cada día, muestra de que no los tiene, como tampoco principios. Lo que sí tiene, y a millones, es cómplices por acción o por omisión, personas y personajes dispuestos a ser convertidos en ciudadanos de segunda con su propio voto, pero gobernadas por su amado líder. Por los suyos. Aunque, en realidad, los que escriben las leyes, los indultos, las amnistías, perdonan sus propias malversaciones y demás disparates, son los golpistas catalanes, que van triunfando. El Estado los derrotó y unos desalmados derrotan al Estado en nombre de estos enemigos del país para pagar el alquiler de la Moncloa. Los míos, dicen. Creo que esa propiedad opera al revés. No cabe mayor fanatismo irracional y sectario. Y no me vengan con memes, estampitas, recuerdos y puesandaquetús. No hay perro que no se parezca al amo.

Se empieza jugando con las palabras y se llega hasta donde estamos. Hasta donde los peores nos han llevado. Vendepatrias también es palabra muy actual. Nunca nos contaron que lo del traspaso de competencias iba a ser un proceso inacabable, y menos que llegaríamos a las transferencias bancarias, al simple pago en metálico. Esa vía tampoco parece tener fin. Habrá que pagar por apoyos para presupuestos, para cada día de agonía. Para una nueva investidura de la parte contratante de la segunda parte ya no quiero ni pensar.

Aún les parecía poco progubernamental y, desde hace tiempo, había prisa por hacerse con el grupo Prisa, dueño de El País y la SER. El dueño actual, el socio mayoritario, ese armenio de nombre impronunciable, no dio su brazo a torcer para embarcarse en la ruinosa creación de una canal de TV que todos llamaban 'TeleSánchez'. La creación y adjudicación de un nuevo canal en abierto era algo que nadie discutía y se ha paralizado al fallar el plan. Si se creaba era para la casa y para la causa. Sus peones, Contreras. Carlos Núñez y el holding de empresarios afines al gobierno Global Alconaba, al que Telefónica vendió recientemente su paquete de acciones, y demás, se harían con el mando y eso haría más gordo el caldo de la manipulación informativa. Había que combatir y silenciar a los 'pseudomedios', es decir, a los que informaban de verdad. Ver ciertos artículos o entrevistas en El País y la SER les deben haber puesto los pelos de punta. Es un indicador de debacle y desafección más fiable que las encuestas manipuladas de Tezanos, que no cree ni el mismo gobierno, pues no convoca elecciones a pesar de que su esbirro difunde la especie de que el Psoe las ganaría. Eso es otra más de las muchas corrupciones políticas que estamos sufriendo, la puesta al servicio propio de las instituciones que pagamos todos, eliminando todo resto de independencia.

Algunos periodistas? aún se atreven o se resignan a hacer de abajofirmantes de manifiestos que certifican su servilismo y arruinan definitivamente su prestigio, ya muy perjudicado. De perdidos al río, hay que unir la propia suerte a la del señor presidente. Otros, más listos, se van deslizando paso a paso hacia la verdad, la razón y la decencia, que hay que ir limpiando el expediente por si, como parece, el poder cambia de manos. La cercanía al poder proporciona muchos beneficios. Es humano acercarse al sol que más calienta. Pero no llegar a quemarse las alas, como Ícaro, con una cercanía excesiva que revele una total sumisión a un jefe, no a la verdad ni al bien común. Nadie es totalmente independiente, pero hay ciertos límites y hay quienes los han traspasado hasta el ridículo y el desprestigio irreversible. Esos no plegarán velas, no pueden, deberán seguir sirviendo a su señor, mientras dure. Luego ya veremos cómo se hace una reconversión industrial. Y abrimos un canal de youtube o un bar financiado por suscripción popular.

La selección inversa que se practica en un partido cuando se elimina (o se intenta) cualquier tipo de disidencia o de opinión alternativa. Las estrategias, la conveniencia se oponen a la igualdad, a la justicia, a la razón y al argumento. La lealtad convertida en sumisión acrítica. Quedan (y bien que se nota) en el partido los militantes más serviles y acríticos, los peores. Hay algunos que, al menos, callan, con la misma culpa pero evitando el ridículo. Los demás sobran. ¿Qué hacen aquí tipos como Felipe, Guerra, Page, Lambán, Leguina, Redondo y otros cientos de los mejores de los nuestros que se nos han vuelto de derechas y defienden irracionalmente ahora lo que nosotros defendíamos hace unos meses? Esa clase de militantes está demás. Lejos de nosotros la funesta manía de pensar, que decía la universidad de Cervera en tiempos de Fernando VII.

 En la llaga vuestro dedo con gran tino puesto habéis, que decía el marqués de Moncada en La Venganza de don Mendo. La mayoría de los artículos de prensa se centran en un asunto concreto, grave o leve, pero casi siempre circunstancial y tratado de forma previsible y epidérmica. Pocos sorprenden. Cada árbol suele producir el fruto que de él se espera, el que corresponde a su especie y al terreno del que chupa. Eso en el mejor de los casos; hay infinidad de árboles que no dan nada y a otros el injerto de la conveniencia les ha llevado a dar frutos imprevistos para la especie. Bien pagado, un almendro periodístico acaba dando limones. Un breve artículo de Carlos Marín-Blázquez va un poco más al fondo de forma sucinta, que otros han de escribir un libro para explicar una idea similar. Y sí, el rencor y el resentimiento hacia un enemigo común, real o imaginario, vivo o muerto, peligroso o inofensivo, suele ser el pegamento que mantiene unidos y parapetados dentro de los grupos a los miembros más entregados. Les gustan los muros, encastillarse y otear desde la garita o la almena a ver si ya llegan los bárbaros. Es inútil, por eso, apelar a razones, a datos ni a argumentos con ellos. Incluso es peor: la realidad les encorajina tanto más cuanto más les contradice. No puedo haber vivido equivocado ni perdido tanto tiempo en la almena, piensan, haciendo un gran esfuerzo por la falta de costumbre.

 Leo que Bolaños, siempre tan trabajador, en sus ratos libres y en compañía de otros anda urdiendo un anteproyecto de ley sobre la intromisión al derecho al honor que permita considerar «ilegítimas» grabaciones a otras personas según a quién, cómo y para qué. Algún malpensado habrá que llegue a sospechar que se refiere a un desesperado intento de invalidar como prueba grabaciones inoportunas y comprometedoras como las recogidas en el último informe de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil sobre el cobro de mordidas y el amaño de obra pública de Santos Cerdán, José Luis Ábalos y Koldo García. La ley 'Koldo', será. Y no sería raro que socios y apoyos también la consideren muy conveniente y puesta en razón. A todos les va la buena vida en ello y a algunos el evitar el trullo. Tiene futuro el proyecto de ley orgánica, pues.

La sastrería legal no para. Ya tienen los patrones que usaron para confeccionar otros trajes. Para cada problema y para cada necesidad tenemos una ley: la amnistía, la malversación, la sedición, la reforma de la justicia, la UCO en manos de la fiscalía, que quién la nombra pues eso, el intento de censura o control de los medios de comunicación hostiles, es decir, veraces... Esos cinco días de retiro y meditación dieron mucho de sí. Había que tapar la punta del iceberg cubriéndola de decretos, imprimir el BOE con tinta de calamar, antes de que más hielo salga a la superficie y tengamos un problema serio. Lo de la máquina del fango, que han resultado ser ellos mismos, el lawfare, los pseudomedios, la conspiración de las fuerzas del mal, el pues anda que tú, la estampita de Feijoo en piragua, en fin, esas cosas ya ni bastan ni cuelan más que entre los más fieles de la parroquia. Y ya se está hablando de la Dominicana, del petróleo de Venezuela, de la Delcy, del Pepiño, de Zapatero, y quedan muchos discos duros, teléfonos y memorias que transcribir. Es lo malo de depender de sinvergüenzas, delincuentes y corruptos, que, al final, la cosa se enreda y resulta difícil deslindar y diferenciar entre ellos. Esto hay que pararlo a tiempo, por lo civil o por lo criminal, antes que la gente llegue a pensar que la cosa ya venia de muy atrás.

The Times llama a Sánchez 'don Teflón', por la dificultad de que los escándalos se le adhieran, Aldama avisa de que tiene documentos acerca de turbios negocios de algunos renombrados y sonrientes próceres con el petróleo venezolano, que mancha mucho, pero también sabemos que Marlaska niega a la UCO los refuerzos que pide porque se le amontona el trabajo; nos enteramos de que algunas banderas que exhibían en manifas y mítines las ondeaban unos pendones, que el presidente envía una carta a la militancia insistiendo en que es víctima de una campaña de demolición moral, sin comerlo ni beberlo, y les explica cómo el partido es inflexible con la corrupción, pero eso sí, sólo cuando ya es imposible ocultarla ni atribuirla a bulos o a oscuras conspiraciones. Nos cuentan que la trama, cuando Ábalos era ministro, tenía un plan con algunos altos funcionarios de modificar el sistema de contratación de obras, aunque ni se nos pasa por la cabeza el motivo. Conocemos que el desde hace años todopoderoso y ubicuo Santos Cerdán, hoy un señor de marrón que pasaba por allí, fue quien negoció con Bildu a oscuras la entrega de Pamplona, una de las muchas líneas rojas que nunca, por estas que son cruces, iban a traspasar. La foto con Puigdemont, la parte contratante de la segunda parte, cuando el negocio de la amnistía ya era conocida. En fin, el día viene cargadito, la prensa canallesca no para. NI la UCO tampoco. Van a hablar con sus socios y apoyos que, aunque en las fotos ponen cara de hacer ascos, al final se enrollan que te cagas. Algo habrá que inventar.

 No convoco elecciones porque sé que las pierdo, que de Tezanos ni siquiera yo me fio, que tiene cuajo la cosa. No llevo al Congreso ni presupuestos, ni moción de confianza, porque tampoco tengo quien me los apruebe. Salvo mi corte, no tengo quien me quiera, pero cuento con la mayoría social y, sobre todo, con la razón. Mi gobierno, progresista, feminista y honrado, venía a salvar a España de la corrupción y no puedo dejar el trabajo a medias. Fíjate tú.

Yo no pondría la carga en el PP. Hay una confluencia de interés de supervivencia entre Sánchez y sus socios y apoyos. Todos ellos saben que, de convocar elecciones, las tienen perdidas, De forma que nada de dar al pueblo voz por el momento. Limpieza democrática, legal, pero sucia. Desde luego no debe ser muy reconfortante reconocer que estás donde estás en esas condiciones. Pero la alternativa es muy cruda. Permanecer en el poder ¿para qué? No se gobierna, pero se está, que viene a ser reconocer que ese era, es y será su mayor aspiración. Hoy la única. Los constituyentes nunca habían podido siquiera sospechar la creatividad de estos personajes, la astucia que decía Artur Mas y el desprecio a las formas y a los contrapoderes que han asimilado por ósmosis inversa desde sus socios catalanes y los de extrema izquierda. La moción, posiblemente tenga su momento, aunque la parálisis y el acorralamiento de la corrupción exige elecciones.

 El basilisco es un animal mitológico al que se le atribuía la capacidad de matar con la mirada. En otros seres viperinos, menos mitológicos pero no menos peligrosos, los ojos revelan igual deseo de fulminar. Esa mirada caliente lo dice ya todo. Es, más que un reproche, una sentencia a Cerdán. Mal de ojo para un cadáver político, otro más, mantenido artificialmente con vida como parapeto desde hace ya un tiempo. ¡Cuánta decencia y cuánto afán regenerador viajaba en aquel Peugeot!

La rehala de palmeros, sospechosamente silentes acerca del último marrón, callan asustados, aunque los más cafeteros y entregados siguen buzoneando a sus parroquianos memes y peroratas sobre pasadas corrupciones ajenas, en un paréntesis que quisiera hacer olvidar las propias de antes, durante y después. Sobre todo las de hoy mismo, de las que sabemos de la misa la mitad. Esto es una cacería de gente decente, se cuentan entre ellos, una confabulación, bulos, fangos, fachas con toga, pseudomedios y esas otras consignas de uso interno, tan vacías, tan viejas ya, tan desgastadas, pero aún operativas en la parroquia para intentar mantener la moral de la tropa hasta la desbandada final. De autocrítica, condena o reproche a los corruptos de la casa, encefalograma plano.

Como lo de las mordidas del Cerdán, secretario de organización que heredó el cargo de Ábalos, otro santo varón, lo publicó la SER, El País y el diariopuntoes de Ignacio Escolar, (¡vaya putada, qué deslaltad y qué ingratitud, por Dios!) no van a tener más remedio que darle crédito. Ya veremos a qué interés.

La Comisión Europea, en informe elevado al Tribunal Superior de Justicia de la UE, sostiene que la ley de amnistía no responde «a un objetivo de interés general», sino más bien «parece ser una autoamnistía» por formar parte de un acuerdo político para lograr la investidura del Gobierno de España y porque los beneficiarios han sido claves para aprobarla.

La Comisión hace ese diagnóstico en sus alegaciones a la cuestión prejudicial planteada por el Tribunal de Cuentas ante el Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) sobre la aplicación de la Ley Orgánica de Amnistía.

«Si hay respaldo para considerar que las autoamnistías en las que quien ostenta el poder político pretende blindarse garantizándose su inmunidad jurídica son contrarias al principio del Estado de derecho, parece que el mismo criterio habría que aplicar cuando quien está en el Gobierno garantiza la impunidad de sus socios a cambio del apoyo parlamentario», exponen los abogados de la Comisión Europea».

Esperemos que el Constitucional tome nota y se tiente los bolsillos antes de decidir acerca de la constitucionalidad de esta compraventa de votos indecente.

Decía que no en toda la prensa porque esta noticia la he podido leer en El Mundo, El Español, The Objective, El Independiente... pero no en El País, El Plural, ni diario.es ni Público. Nada que pueda sorprender.

Vi la escena en directo. La intervención viperina de una columnista del diario Público que, como opinión, sólo tiene el valor de ser la destilación y el retrato de una actitud muy entendida entre su peña, la marca de la casa y el sector. Descalifica con tópicos de dogma y argumentario un libro que, ante el aprieto de tener que justificar su crítica vitriólica, no tiene más remedio que reconocer que no ha leído. ¡Ah!, ¿era necesario? Es lo que estos feligreses suelen hacer con artículos, opiniones, periódicos enteros. Primero se lanza la opinión, luego, ya si eso, si alguien nos pregunta se informa uno sobre lo que ya ha opinado. En realidad, le venía a advertir a Cercas de que lleva tiempo saliéndose del redil, de paso que involuntariamente exhibía los procesos informativos, ideológicos y mentales que le habían llevado a sus conclusiones, en los que la realidad es prescindible. Ya no eres de los nuestros.

Me consuela y me duele escuchar esto. No se trata de ser socialista o de otro partido, se trata de ser decente o no serlo, como lo es el que habla. Y les duele a muchos militantes y cargos del partido, aún dignos, incluso a los no militantes que durante decenios votamos al PSOE, no a esta gentuza que hoy ópera bajo ese nombre. Y no se trata sólo de esta fontanera, hay muchos más en la casa. Y muy arriba.

Eduardo Madina. Perdió unas primarias. Pudo ser Secretario General del PSOE. El partido, la política y el país hubieran sido, sin duda, mucho mejores. Cuanto daño han hecho tan pocos, apoyados por muchos otros, es cierto.

Gracias y bienvenido al club de los fachas.

 Leo la prensa y también algunas publicaciones en foros y mentideros. En la prensa hay unos pocos que ven y cuentan lo que hay, bastantes que no ven ni hablan de lo que no quieren ver y muchos que dicen ver lo que quisieran que vieran los demás. Es decir, como se acostumbra. Abundan más los mandados que los pensantes.

Los activistas orgánicos o por libre en las redes se dividen en dos: los que hacen esfuerzos titánicos por urdir algún relato disculpatorio o favorable a su bando, una ceguera voluntaria, y los más cortitos, ruines y perezosos que se limitan a compartir entre su reducida e incondicional parroquia ristras de memes para neandertales como ellos. Todos sobre la maldad de sus enemigos políticos, resucitando casos a veces muy lejanos en el tiempo, cuando no inventados o falseados, mientras siguen inéditos en cuanto se refiere a las corrupciones de los suyos en la actualidad. Puro fanatismo sectario y disonancia cognitiva. Estos últimos ni merecen respuesta ni atención, no dan más de sí y su basura para forofos bordelinos no sale de la parroquia. Son ridículos, pero no peligrosos.

Al menos los primeros, intelectualmente algo más desarrollados, siendo usuarios de las mismas anteojeras hacen el esfuerzo de intentar argumentar algo, aunque sea retorciendo datos, torturando la realidad en su potro ideológico Olvidan lo inconveniente, reprochan, cuando no atribuyen a los demás, justo lo que hacen los suyos, a los que tan estérilmente intentan justificar y exonerar de culpa alguna. Malos argumentos y peores datos. La realidad sigue siendo un estorbo para esa subespecie. Aparece en su argumentario, cómo no, lo de la equidistancia, ese estado que, sin ser perfecto, supone un avance evolutivo respecto al sectarismo acrítico que ellos practican. Las fontanerías que vamos conociendo resultan ser restos del aparato franquista, que a estos gobernantes angelicales que venían a limpiar las cañerías, aún no les ha dado tiempo a desatascar. Como se ve, el nivel es pelágico.

sábado, 21 de junio de 2025

De la moral cuántica


Un conocimiento razonable de la Historia, el esfuerzo o la costumbre de dar a las palabras el sentido que realmente tienen, la capacidad de observación suficiente como para haber aprendido de la realidad unos axiomas difícilmente opinables, el respeto a los principios básicos de la física, la economía, la lógica y la psicología, todo ello son elementos que no resultan malos cimientos para llegar a unas conclusiones con ciertas posibilidades de plausibilidad. Desde luego permiten enfrentarte bien armado con lemas y relatos que no respetan ni el principio de no contradicción. Cuando enfrente tienes a alguien, persona o ideología, que quiere hacerte creer que son posibles a la vez una cosa y su contraria, muy rendido has de tener el cacumen para dar por bueno el embeleco. Ya conocemos personajes muy influyentes que viven en esas contradicciones, que gozan de una ética cuántica, inexplicable para los simples mortales, que a ellos les permite estar en dos lugares a la vez. Y no estar locos. 

Haber llegado muy arriba no impide que el arribista sea un rastacuero, antes bien, la carencia de principios estables y la falta de compromiso con la verdad más ayudan a medrar que lo dificultan. Eso sí, hace falta una corte de acólitos cuya prosperidad y posición dependan de su capacidad para mutar o, al menos, de fingir que su pensamiento va acompasándose a la ruta y a los virajes del jefe que lo nombró y lo mantiene. Gran parte de la labor de esta curia es, a partir de esa rendición ética e intelectual, trabajar para convencer a un número suficiente de parroquianos de que ahora es blanco lo que antes era negro. A los que no se acaban de convencer, se les compra, que los pagos no salen de su patrimonio. Cuando mayor sea el número de dependientes y más vayan aumentando los elementos cuya prosperidad o supervivencia dependan de las alturas de un poder que se quiere omnímodo, más posibilidades habrá de conservarlo. Puro socialismo del peor. 

El de esas dictaduras que tanto gustaban a los peores del sector y que, con mayor o menor disimulo, cada día gustan más a toda la parroquia. Es triste y descorazonador comprobar que muchos de los elementos que van vaciando de contenido las democracias hasta dejar de serlo, son bien recibidos si son los propios los que rebasan los listones. En realidad, son legión hoy en día los que no tendrían inconveniente en vivir en una dictablanda como la de Primo de Rivera si el dictador fuera de los suyos. Hizo carreteras, saneó la economía, puso orden en las cosas, un orden a nuestro gusto. Ha habido dictadores que han hecho cosas, que otros ni eso. Con esos argumentos no es raro que cada vez haya mas gente que no haga ascos a la posibilidad de emular a China o a la Rusia de Putin, dejando aparte los que desde siempre han dado por buenas las dictaduras de los de su ideología, sea Cuba, Venezuela o Nicaragua. En Bolivia, Morales pudo ser un violador, pero era de los nuestros, de los buenos, un antiimperialista, un antifascista. Con eso, incluso sólo con decirlo, basta y sobra.


viernes, 13 de junio de 2025

Día Nacional de la Caída del Guindo

Supongo que por todo esto, que ya era imposible de tapar y que ahora conocemos gracias a esa UCO que intentaron desacreditar antes de que se abriera la caja de los truenos, esos medios que, una vez leído el informe ese que no existía, ¡Oh, maravilla!, han tenido que plegar velas, corregir rumbo y rendirse a la evidencia. Una evidencia que ya venían destapando ciertos periódicos, molestos por veraces, que el gobierno, la sincronizada y la parroquia llamaban pseudomedios, fábricas de bulos, máquinas del fango y demás imaginativas excusas de mal pagador. Hemos descubierto, entre otras cosas, que muchos 'bulos' eran ciertos. A 'El Ojete', (neandertal dixit) le deberían pedir perdón, tanto el ministro de las obras públicas, los trenes, los puentes y las carreteras de donde han salido tantas mordidas, como los mariachis y turiferarios que prendían incienso y se santiguaban al oír nombrar a este periódico. Llevan meses y meses investigando y destapando algunas de las corrupciones que ahora se hacen evidentes e innegables. Intentaron de forma chapucera y desesperada desacreditar también a la UCO, que iba sabiendo ya demasiado y llegando a la almendra, y a los jueces, a esos que se meten donde no deben. Prensa, justicia y la Guardia Civil, siempre considerados enemigos por toda clase de delincuentes. Seguramente esa estrategia que ahora queda clara y desactivada la urdió, solo o con ayuda de otros, en aquellos famosos cinco días de permiso por asuntos propios, el señor presidente, que se las veía venir. Queda enterrado el relato de la conspiración, de la campaña coordinada de bulos, ese acoso injustificado de fachas con toga, pseudomedios y cloacas, un invento hoy se les vuelve en contra. Lo de la bomba lapa fue el último y desesperado intento de arrojar humo, una mentira, colosal y vergonzosa, que debiera haber puesto fin a muchas carreras ministeriales y periodísticas.

No, no son dos o tres sinvergüenzas que pasaban por la sede del partido, unos señores de marrón, que diría Gila, como alguno dice y quisiera pensar. Uno de estos torrentes fue el actor que interpretó el discurso de investidura, un convencido y sincero azote de la corrupción. El otro prenda, entre mordida y mordida, ha sido el mamporrero de los pactos, componendas y contratos de sastrería legislativa de su jefe con Junts, Esquerra o Bildu, aquí o en Ginebra. No era ná' lo del ojo. El núcleo duro del invento. Eran dos sucesivos Secretarios de Organización del Partido Socialista, nada más y nada menos, que vaya ojo para echar cluecas. Toda esa 'organización' cabía en un Peugeot. Y sí lo organizaron bien, sí. Y el Secretario General se va a llorar a Ferraz, pues la corrupción es cosa del partido, dice o sugiere, no del gobierno. Flaco favor le hace, además de añadir otra mentira a su larga lista. Las obras las otorgan los ministerios del gobierno, no el partido y, nadie salvo él tiene culpa de la confusión que su colonización de todo produce. Veremos hasta dónde abarca la organización criminal de la que se les acusa. Hacen falta manadas de altos cargos, dirigentes y funcionarios, conchabados para manipular concesiones de obra pública. Y no, llorar no es suficiente, hay que limpiar la casa y desalojar algunos inquilinos, si no a todos. Esto ya lo hemos vivido, con los mismos o con otros protagonistas. Y les hemos escuchado a unos y a otros decir lo mismo, reaccionar mal y cuando ya no había otro remedio. El retrato queda hecho y el resto es cosa de la justicia.

Lo más demoledor de la situación no es lo que ya sabemos, ni siquiera lo que seguramente acabaremos sabiendo. Lo peor para ellos es que algunos periodistas, no todos, han recordado de pronto que lo son. Han vislumbrado la posibilidad de que este gobierno dure menos de lo previsto y, claro, hay que huir a tiempo. Bienvenidos a la sobrevenida decencia los que se van acercando a ella, aunque sea por cálculo y conveniencia. El resto es irrecuperable para la verdad y la democracia, de la mano de algunos parroquianos que siguen con sus memes y peroratas. Los acólitos más fervorosos intentan relativizar, menguar o tapar estos gravísimos casos de corrupción, esa que venían a corregir, primera de sus mentiras, engaño fundacional. La corrupción existió, existe y existirá, porque siempre han existido también y antes los que, viniendo de los suyos, la consienten o la perdonan. Y no vale ni el tú más ni el nosotros menos. La justicia, como digo, dirá si la dejan, que esa es otra.


sábado, 7 de junio de 2025

Index

Es natural que la actual curia socialista haya incluido a The Objetctive en el primer lugar de su Index Librorum Prohibitorum. ¡Vade retro, Satanás! También, en esa lógica de pertenencia religiosa, se sigue que los acólitos hayan aceptado el ‘sea anatema’ prescrito y abominen de lo que allí se publica. Los ves persignarse a la vez que reprochan e intentan descalificar a los infieles que lo leen y manifiestan su acuerdo con algunas de las opiniones heréticas que en ese medio se publican. No es que se pongan a rebatir datos y argumentos, no; eso sería arduo, aparte de que requiere tenerlos mejores, que no suele ser el caso. El ministro Puente lo llama, con su habitual elegancia de neandertal, “El Ojete”, la parroquia se ríe y el problema queda resuelto y las críticas desactivadas. Al menos, eso creen.

Antonio Caño fue despedido fulminantemente de El País a raíz de un artículo premonitorio que —troppo vero— describía con demasiado acierto y crudeza el perfil de un político que ya apuntaba maneras. Se quedó corto. Le siguieron otros, empezando por Juan Luis Cebrián, su director, luego Savater y una lista no corta de sus más destacados colaboradores, de Ovejero a Trapiello, siempre molestos. Hoy, como ha ocurrido con algunos de los mejores periodistas del país, algunos de los citados escriben en The Objective. Un lujo. No se les rebate. Es difícil hacerlo. Mucho menos que intentar descalificarlos por el medio en el que publican: les mueve el rencor, añoran sus pasados momentos de gloria y su anterior influencia, están al servicio de las fuerzas oscuras, son unos fachas. Ese es el argumentario. No es necesario señalar en qué se equivocan, qué datos falsean, qué mentiras cuentan. No, simplemente escriben donde no deben. Son unos apóstatas. En realidad lo que se les pide es que se callen, que no importunen.

Gran parte de la anterior dirigencia del partido ha manifestado su rechazo a algunas de las leyes y medidas con las que Sánchez ha ido pagando (con lo que era de todos) los votos que en cada momento iba necesitando, dado que perdió las elecciones y necesita ir haciendo un continuo encaje de bolillos de cesiones a chantajes, pagos, equilibrios, engaños, regates, promesas de pillo a pillo y balones adelante. Indultos, amnistía, blanqueamiento de delincuentes, condonación de deuda a los que usaron el dinero de todos en financiar un proyecto partidista y delictivo, financiación singular para los más privilegiados y desleales, palacete por aquí, cesiones de competencias que deberían seguir siendo exclusivas del Estado por allá, modificación del código penal para eliminar el delito de sedición, reforma a medida del delito de malversación… Lo que en cada momento haya sido menester, barra libre. A los reproches a esa deriva, a los casos de corrupción o al recurso a las cloacas para intentar amordazar bocas, se unen algunos dirigentes actuales, como Page o Lambán, poco dispuestos a recibir en su culo las patadas merecidas por su jefe, o Madina, que hace unas declaraciones mostrando una decencia a la que el partido no nos tiene acostumbrados. Les dan por todos los lados, incluso arriman la tea de socarrar herejes muchos que para hacerlo abandonan su silencio habitual, cómplice y vergonzoso.

Los párrocos se ponen de los nervios y cada uno en su capilla lanza sermones apocalípticos y condenatorios: ¡Arderéis en los infiernos, malditos! El señor-ito no perdona los pecados de soberbia, de desacato, de desobediencia, de falta de lealtad. Lealtad entendida en el sentido estalinista, concepto que, si lo buscas en Google, se explica así: «La "lealtad estalinista" se refiere a la adhesión incondicional al líder y las políticas de Iósif Stalin, así como al culto a la personalidad que se desarrolló en torno a él. Implica la completa subordinación a la voluntad del estado y la represión de cualquier disidencia o pensamiento crítico".

 

miércoles, 4 de junio de 2025

De la Libertad de prensa

Lucha política, guerras culturales, batallas por el relato o contiendas electorales. La buena política, esa que tanto se echa de menos hoy, arte que, como la diplomacia, tiene por objetivo último evitar que los contribuyentes recurran a las escopetas, asume cuando pintan bastos el marco y el lenguaje bélico en sus estrategias y en sus campañas, tanto más cuanto peores son sus protagonistas. Estos generalotes civiles leen más a Sun Tzu y a Maquiavelo y a sus Artes de la Guerra que a Orwell, Anna Harendt, a Luther King o al mismo san Francisco de Asís. No escarmientan, no me estudian. Y no pocas veces esas guerrillas ideológicas promovidas y abonadas por estos miserables han llevado a enfrentamientos reales de unos países con sus vecinos o, lo que es peor, de compatriotas entre sí.

Aunque es frase que han usado muchos, fue Esquilo quien dijo por primera vez eso de que la verdad es la primera víctima de la guerra. También lo es en la paz cuando el debate político va ganando temperatura y las palabras que más fuerte se escuchan son las de los peores, los más indecentes, los más irresponsables, los más extremos y apocalípticos, los personajes más ambiciosos y carentes de principios. Una de las causas de la pérdida del rumbo es la desesperación, el acorralamiento que puede llevar al desafuero, al despropósito, al abuso, ruta hacia el extremismo y el caos. Hay que apartarse de los juicios y declaraciones de los profetas y evangelistas más recalentados, sean de quien sean y estén donde estén, que a veces están muy arriba. Las frases del Tenorio de Zorrilla parecen hoy un programa de gobierno:

Por donde quiera que fui,
la razón atropellé,
la virtud escarnecí,
a la justicia burlé,
y a las mujeres vendí.

Yo a las cabañas bajé,
yo a los palacios subí,
yo los claustros escalé,
y en todas partes dejé
memoria amarga de mí.

Completado con el reproche de Quevedo a la diiosa Fortuna:

«Quéjanse que das a los delitos lo que se debe a los méritos, y los premios de la virtud al pecado; que encaramas en los tribunales a los que habías de subir a la horca, que das las dignidades a los que habías de quitar las orejas, y que empobreces y abates a quien debieras enriquecer.»

Un arma entre las preferidas de muchos jerarcas del gremio es la desinformación, el intento de confundir tanto a sus enemigos como al grueso de la población. Suele ser parte de su estrategia el mentir, ocultar, deformar los hechos, difundir infundios, embustes y patrañas, desacreditar al contrario hasta presentarlo como inhumano, encaramarse en la peana como el único salvador posible. Hacerse con el control o la dependencia sumisa de los medios de comunicación afines, es el primer objetivo estratégico, las primeras colinas y puentes que hay que tomar para imponerse en el terreno en disputa, que es el relato, no la verdad. La prensa adversa, la que cuestiona actos y desvela embustes, eso que ahora llaman bulos si son ajenos, pasa a ser uno de los principales enemigos a batir para el irresponsable y el falaz. Otro son los jueces.

Hubo un tiempo en que una dictadura podía cerrar un periódico, incluso volar su edificio, como hicieron con el diario Madrid. Hoy, no por falta de ganas, eso aún resulta imposible, pero vemos cómo se ataca con desvergüenza a los medios que no se someten servilmente a los dictados de un poder que se quiere indiscutido, inmune a todo control y crítica. Un poder que se intenta conservar a cualquier precio y usando cualquier arma, sin hacer prisioneros. Sería buen tema el de la financiación de los medios, vía subvenciones o publicidad, que les pueden llevar a la prosperidad o a la asfixia, según grado de docilidad y entrega a la causa.

Escribía Orwell en plena guerra civil española, a la que había acudido como voluntario a defender la república y la libertad, con tanta ingenuidad como poco tino, pues intentó hacerlo nada menos que desde las filas del POUM (Partido Obrero de Unificación Marxista), antes de alcanzar el uso de razón y de salir huyendo, más amenazado por los de su bando que por los del contrario. Huyó del leninismo de sus compañeros y de sus purgas purificadoras, no de Franco:

“… en España vi por primera vez noticias de prensa que no tenían relación con los hechos, ni siquiera la relación que se presupone en una mentira corriente (…) y en Londres vi periódicos que repetían estas mentiras e intelectuales entusiastas que articulaban superestructuras sentimentales alrededor de acontecimientos que jamás habían tenido lugar”.

“Si algo deprimente me ha enseñado esta guerra es que la prensa de izquierdas es tan falsa y deshonesta como la de derechas”.

Como vemos, Orwell era lo que hoy los más tontos y extremistas llamarían un equidistante. Y es todo un reto plantearse en qué periódico o medio hubiera aparecido o escrito Orwell hoy en España. Desde luego no en algunos de los preferidos por nuestro presidente y su curia. Antes en The Objective que en El Plural, por ejemplo.


viernes, 30 de mayo de 2025

De las buenas noticias

(Ilustración: 'Los comuneros Padilla, Bravo y Maldonado en el patíbulo' (1862), cuadro de Antonio Gisbert Pérez (réplica en el Museo del Prado).
Mis estáticos paseos matutinos por las avenidas y los callejones de la prensa, nacional y extranjera, me dan pocas alegrías. Es terreno casi intransitable. Mejor ponerse a cuidar las plantas. O se refugia uno en el arte, la pintura, la música o la literatura para buscar contento. Creyendo hablar de política, en realidad, ha acabado uno de crítico teatral. Y eso que las obras estrenadas en las últimas temporadas son de poco fuste. Unas de capa y espada, calderonianas; otras sainetes de corrala o de patio de vecinos, comedias de costumbres o adaptaciones de novelas picarescas. Hasta abunda el teatrillo de guiñol, con sus títeres, sus marionetas, sus brujas y sus tarascas, sus gigantes, demonuelos, bandidos y piratas. Vamos de malos plagios del ‘Médico de su honra’ a 'El mejor alcalde, el rey', de las nuevas adaptaciones de 'La Celestina' a ‘El sí de las niñas’, del ‘Aguacil alguacilado’ a los nuevos episodios de ‘El Pícaro’. Los separatistas están en horas bajas y ya hace que no estrenan ningún auto sacramental ni ninguna mala copia de los 'Sueños de una noche de verano' de Shakespeare. Malos los guionistas; peor el elenco de actores y figurantes, si cabe. Muy de tercera fila, simples malditos vociferando y buscándose la vida, desechos de tienta del oficio para sus marionetas y teatrillos de cachiporra. El único que cumple y da la talla es el apuntador, elemento principal de todas los libretos que se estrenan en la villa y corte y luego se representan en provincias. Un dolor este mundo de la escena. En tiempos se contrataba a la claque para aplaudir mercenariamente desde el gallinero lo escrito para el respetable. Incluso para el público. Hoy ya se escribe directamente para la claque, que llena y acapara las butacas del teatro, mientras la gente normal pasa de largo. Demos gracias por ello.
Aparte de la ciencia, con sus avances y progresos, estos sí sólidos y reales, poco encuentra uno en los papeles y mentideros que le levante el ánimo, salvo algunos artículos serios, de esos que no lee nadie, no sea cosa qué. Ya estamos acostumbrados a que sea la cola la que mueve al perro y a que el apuntador haya salido de su concha y lo veamos sin tapujos pulular soplando los parlamentos en la oreja de todos los actores y actorcillos con frase en la obra. Se consigue así convertir en loros, papagayos y cotorras a los nunca mejor llamados ‘portavoces’, dando por hecho que, más que propia y original, se trata de la voz de su amo, acreditada marca británica de grabaciones discográficas, creada en 1901. Podrían recurrir a sus servicios, grabar en vinilo el argumentario y ya tenían el trabajo de portavocía y prensa sincronizada hecho para toda la legislatura, ahorrando de paso trabajo y vergüenzas a la feligresía recacareadora. No ha sido posible, dado lo voluble de las ideas, planes y principios de los dueños de la voz. Lo grabado no valdría más que para unas pocas horas. Días, si acaso, y saben que cuanto menos quede grabado o escrito, mejor para prestigio y honor del gremio de la dramaturgia gubernamental y opositora.
Pues bien, hay dos noticias que me han levantado hoy el ánimo. Entran ambas dentro del terreno de lo milagroso. La una: los municipios de la Cerdaña, gobernados al cien por cien por munícipes independentistas, han solicitado que no se lleven a la Guardia Civil de sus pueblos. Este insospechado ataque de conocimiento se argumenta con la necesidad de dejar en buenas y fiables manos la seguridad de los vecinos, de sus vidas y haciendas, en un terreno fronterizo, montañoso, dado al trasiego de contrabandos, más de drogas, armas y billetes que de quesos, y a las nuevas formas del bandolerismo. De paso, los guardias del Seprona seguirán cuidando y protegiendo como se debe a osos, abetos y matojos, a los escasos ejemplares del desmán de los Pirineos y a los propios contribuyentes que completan la variadísima fauna local del principado.
La otra noticia es que Castilla-La Mancha, mi región y la del Quijote, la del vino y la del queso, de los llanos y de los montes, de los secanos y de los humedales, de la ironía, la resignación y la retranca, ha dado a luz un nuevo Estatuto de Autonomía. La mayor parte de los vecinos de la comarca no habían tenido siquiera noticia del embarazo, por plácido y silencioso. Nadie lo esperaba, nadie lo pidió y casi nadie se opone, que no sé si es buena cosa, pero, al menos, no montamos trifostios, no pedimos volver al feudalismo, no lloramos ni tomamos como fundacional la derrota de las Comunidades en Villalar en 1521, ni damos golpes de estado de resultas. Hay territorios que se llaman a sí mismos históricos, esos que Dios y los gobiernos desde los romanos trataron con mayor generosidad. Llegan estos llorones mimados a hablar de deudas. Al parecer, aún les debemos algo. Mejor será para ellos que no echemos cuentas y lo dejaremos aquí.
Ha sido un parto sin dolor, sin gritos ni bascas, lo que ya es para general contento. Lo inverosímil del caso, lo que será recordado por romances y cronicones, será la inaudita unanimidad y el total acuerdo entre los dos principales partidos, Psoe y PP, esos que acuden con navaja de Albacete y la boca sin lavar a las sesiones del Congreso. Para su aprobación en el Congreso de los Diputados, cogidos de la mano, intervendrán en su presentación y defensa Page, presidente de la región y mosca cojonera del señor Sánchez, el líder de la oposición, del PP, y la portavoz del grupo socialista. ¡Alabado sea el Santísimo Sacramento del Altar!
Tras recibir luz verde en el Pleno, la reforma estatutaria continuará con una segunda fase de tramitación a nivel estatal en las Cortes Generales. La unanimidad la rompe el voto en contra de Vox. Ellos sabrán, aunque es posible que tampoco. Otros, esos que tan eufemísticamente dicen estar a la izquierda de la izquierda de la izquierda, pero sin acercarse aún al extremo (que debe de caer por Corea del Norte), no se oponen. No pueden, porque la sabiduría de los rústicos labriegos de La Mancha les negó representación. Gracias a Dios, al sentido común y a la experiencia, desde los Comuneros, que eran los tiempos en que procedía tenerlos, tampoco tenemos separatistas entre los productos de nuestras huertas y majuelos, lo que en parte explica la paz que reina en el lugar, una de las regiones más sosegadas y sensatas de España, y en esta cámara, igualmente poco poblada. Bastan 35 escaños para representar dos o tres opiniones y sobran la mitad, para qué rellenarla de pasivos culiparlantes, pero cobrantes activos, esos que vemos que sobran y bullen en otros establecimientos y negocios similares. Menos ruido y menos gasto. Miel sobre hojuelas, postre de sartén típica del lugar. Y la miel, de los romeros y tomillos de la Alcarria o de los cerros y bosques innúmeros que nos adjudicaron en 1833 (tal vez porque no los quería nadie) cuando se crearon las provincias actuales que, por lo que toca a Albacete, fue seguramente en una borrachera del consejo de ministros.
Page, por parte del PSOE; el presidente del PP en la región, Paco Núñez; y la portavoz del Grupo Parlamentario Socialista, Ana Isabel Abengózar, han sido las personas elegidas por las Cortes regionales para presentar y defender el nuevo Estatuto de Autonomía ante el Congreso de los Diputados. Tomando la frase que Cervantes dedicó a la batalla de Lepanto, podemos decir que se trata de «la más memorable y alta ocasión que vieron los pasados siglos ni esperan ver los venideros». A ver si aprenden en otros andurriales.

© José Garrido Herráez. Albacete, mayo de 2025.

viernes, 16 de mayo de 2025

Epístola tribal

 


En la Transición, para apuntillar a La Codorniz y hacerle la competencia a Hermano Lobo, se creó El Papus, revista de humor aún más contestataria y ácrata, donde publicaba sus viñetas el genial Oscar Ivá, azote de ese proceso de evolución política que a muchos se les antojaba corto y teatral. Lo curioso es que quien promovió y financió tan contestaria y anarquizante publicación fue el Excmo. Sr. Conde de Godó, grande de España y dueño de la Vanguardia que, por aquel entonces dejó de llamarse ‘española’. Como suele ocurrir, ser contestario vende y siempre acaba apareciendo una empresa, un grupo de amigos de la universidad o un falso profeta que consigue medrar y vivir poniendo a su nombre indignaciones y descontentos ajenos.

Recuerdo muchas de esas viñetas y lamento no haber guardado los Hermanos Lobos, Papus y Jueves de entonces. Nunca ha habido nada parecido, aunque hayan intentado resucitar esta última cabecera para vivir de rentas inmerecidas. A su lado los humoristas de hoy son insulsas hermanas de la caridad, además de bastante faltos de gracia, ingenio e independencia.

En una de esas viñetas gloriosas, Oscar Ivá relataba con sus dibujos desganados de personajes encogidos e insignificantes, pero de palabras descomunales, cómo los responsables de una expedición científica para explorar flora y fauna del mundo, costosísima y de varios años de duración, elevan sus conclusiones: “Hay la tira ‘nimalicos”.

Si hubieran recorrido mares y tierras para buscar variedades y tribus humanas, habrían dado también con un número desmesurado de esas subespecies del sapiens. Infinitamente más que países. Hay la tira de tribus. Étnicas, culturales, religiosas, ideológicas, políticas, lingüísticas o de carácter variopinto, grupos humanos unidos por diversas afinidades, no limitadas por fronteras. Esas características, ideas, preferencias o manías que les unen y conforman una identidad, a veces a martillazos, suelen basarse en las diferencias, reales, supuestas o mitológicas que les separan de todas las demás. Ser mormón, motero, coleccionista de sellos, pelirrojo, criollo, tañedor de cítara, hablante de una lengua minoritaria o militante acérrimo de un partido, de la afinidad te puede llevar razonablemente a un sentimiento de pertenencia y de solidaridad dentro del grupo. Algunos pierden el oremus y dan el paso en falso de creerse colectivamente únicos, especiales, mejores que los demás. Miembros de un pueblo elegido, que nadie se integra en un grupo para predicar su inferioridad ni para reivindicar su común estupidez.

La identidad que les une y diferencia del resto, les hace creerse mejores que los otros, y suele tomarse como fuente de derechos, dando pie a la demanda de reparaciones, pues casi siempre en sus mitologías fundacionales suele encontrarse un agravio, una pérdida, una derrota. Se unen alrededor de una queja compartida. Estas tribus artificiales, a menudo ocurrencia de profetas que se erigen en la voz y albacea del invento, vienen a llenar muchos vacíos en la autoestima y en la misma vida de los ‘aborígenes’ que integra. Es reconfortante verse acogido a un grupo para saberse mejor que los demás, diferente. Incluso perseguido, algo que realimenta y fortalece la cohesión y la fe y, sobre todo, da algo de sentido a quienes para su vida no han encontrado cosa mejor. Nos lo enseña la sociología de las sectas, las religiosas y las laicas, pues muchas de estas agrupaciones que hemos llamado hasta ahora tribus, son en realidad sectas.

Se presenta el problema de que en cada individuo sueles convivir varias de esas identidades. Uno puede ser hombre o mujer, militante de un partido o de otro, seguidor del Madrid o del Barça, ser cazador o trabajar en una protectora de animales, vegano o amante de la dieta paleolítica, conservador o anarquista, moro o cristiano, taurino o antitaurino, deportista o sedentario. Ninguna de esas opciones es incompatible entre sí, ni con la condición de listo o de imbécil, de cojo, ambidextro o tantas otras opciones circunstanciales.

Casi todas las tribus de verdad, esas que han quedado apartadas del resto de la humanidad, se creen los únicos seres humanos verdaderos. Y recelan, temen o rechazan a los intrusos, esos animales inquietantemente parecidos a ellos, pero a los que niegan la humanidad. De hecho, gran parte de los nombres con que esos grupos aislados se denominan a sí mismos vienen a significar “los hombres”, “los humanos”, una identidad excluyente que no entiende que fuera de su tribu pueda existir algo equivalente. Como los caníbales de la isla Sentinel, si alguien se acerca, lo más razonable que puede hacerse con los inhumanos invasores, es comérselos.

No hace falta irse al Índico ni a las selvas amazónicas para ver eso. En el amasijo podrido de la antigua Unión Soviética perviven tribus muy similares, aunque estos indígenas conduzcan coches o algunos vistan camisetas del Real Madrid. Lo que hace tres mil años era la Cólquida para los griegos, la tierra mitológica donde los argonautas robaron el vellocino de oro, hoy se llama Abjasia. Fueron dominados por los griegos, cuando sus habitantes se llamaban ‘abalsgoi’. De ellos hablaron Estrabón y Plinio. Fueron sometidos por romanos, bizantinos, persas y sasánidas, después por los zares rusos, los soviéticos y actualmente por Georgia, una subcontrata del zar Putin, aunque viven una ficción de independencia. Su forma de gobierno es la de república semipresidencialista unitaria, cágate lorito, aunque la presidencia esté vacante sine die, como el cargo de primer ministro. ¿Para qué disimular? Abjasia, pues, que así se llama el invento, está habitada por los pobres abjasios, como es natural y su nombre indica. Y Abjasia significa en su idioma, hoy y desde que se tiene noticia, “País de los seres humanos”.

Las ideologías y partidos políticos resultan algo no muy diferente a las demás tribus, con sus chamanes, sus mitologías, sus ritos y sus memorias fantasiosas, casos perdidos cuando al tribalismo político se le une el fanatismo nacionalista. Sectas perfectas. No les falta de nada. Muchos nacionalismos de triste recordación han negado también la humanidad a los que no eran de su etnia, parte del invento. Así parece más admisible acabar con ellos. Otros nacionalistas actuales, desacreditado el racismo explícito por criminal, lo atenúan en sus mensajes y dogmas, aunque no se privan de intentar amojonar su territorio de caza y a señalar intrusos deshumanizados. Ellos son los elegidos, el pueblo de Dios, y los otros, los de fuera, esa especie invasora, son ejemplares degenerados, perros rabiosos, una infección que pone en riesgo la genética y las esencias de la tribu. No hablo de un aborigen con un hueso atravesado en la nariz bailando la danza de la lluvia o practicando los ritos de iniciación y pertenencia a la comunidad a los que someten a los niños para pasar a ser gente. No, esas infamias son palabras de indígenas cercanos, de tribus locales, como Pujol o Torra, que el traje no civiliza, sólo disfraza, y mejor les iría el hueso que les fue el cargo.

Guardo con celo recortes de prensa, lemas, memes y otras pruebas de cargo difundidas por los más vainas y descerebrados de los activistas en redes de algunas de las tribus políticas que padecemos. Como siempre, cuanto más tonto es alguien, más se acoge a cualquier denominación de origen que lo ennoblezca, que, al menos nominalmente, supla sus carencias, y recurre a la tautología de que una palabra le dé las virtudes o los méritos que sabe que le faltan. ¡Hágase la luz! Y las luces se hicieron, pero lejos de estos acémilas engreídos, tan faltos de ellas.

La pertenencia a una secta, el calor del grupo, el disfrute de una identidad o de una marca con lustre a los que se pertenece por mera declaración, les ocupa todo el cerebro y les engalla. Uno es lo que dice ser, disparate que ha llegado a ser ley entre nosotros. Merced a una simple declaración uno pasa a convertirse en lo que se le pase por el magín ¿Por qué no declararme progresista? ¿Qué menos? Soy maravilloso, pues. Progresista, o de izquierdas, igual que podrían ser del Ku-klux-Klan, de la Gestapo o del soviet supremo. Palabras como conjuros que hacen de tarima o de hoyo. Te elevan o te hunden. Nadie presume o busca prestigio al decirse conservador o de derechas. Incluso es frecuente ver que lo niegan quienes lo son. El caso para muchos es ser de alguien o de algún lugar, siempre de los buenos, de los elegidos, de los verdaderos humanos. Es una especie de título aristocrático. Hay quien presume de dónde nació o de la tribu a la que pertenece, quien se quiere revestir con virtudes ajenas, reales o supuestas. Su valía viene determinada por la simple adscripción, se han apuntado en el club correcto, lo que viene a decir que, puestos a buscar, nada mejor que esa pertenencia han encontrado en ni para su persona, nada propio de qué envanecerse. Su tribu es la de los verdaderos seres humanos. Fuera está la inhumanidad, la barbarie, el error, los fachas y esas cosas.

Me enteré por uno de estos memes que conservo que ser de izquierdas es una condición de excelencia y beatitud que sólo se alcanza tras grandes esfuerzos, meditaciones y estudios. De Kant para arriba. Para ser de derechas, ya nos lo dicen, con ser ignorante y estar orgulloso de serlo es suficiente. Se nos supone analfabetos, pues me incluyo en el grupo inmenso que quisieran desacreditar, aunque no sea más que por no pertenecer a un club que admite a gente tan cerril como ellos. No cabe ser más gilipollas. Los especímenes que crean y difunden tales especies, poniendo esa sandez para ellos reconfortante en boca de Mary Shelley, que nunca dijo tal cosa y a la que obviamente ni han leído ni saben quién es, demuestran justamente lo contrario de lo que querían acreditar. Concedamos que, tanto en la derecha como en la izquierda, por fortuna, hay gente más lista, reflexiva, leída y culta que tales cabestros y cabestras y que otros tantos desechos de tienta de su mismo hierro, fanáticos que muestran un despotismo poco o nada ilustrado. Díme de qué presumes. Lo dicho, pobre gente que intenta elevarse, ser alguien, colgándose galones ajenos.
Aunque se organicen y salmodien a coro las letanías de su parroquia para hacer más ruido y parecer multitud, las tribus extremistas resultan ser una parte pequeña de la sociedad. La peor. Es la sonoridad de las tinajas vacías. Sus fragores espantan y atemorizan a veces, pero son como esos bailes rituales y agresivos los de los maoríes, puro aspaviento y estruendo. A veces, por incomparecencia del contrario, se hacen los amos del cotarro y no conciben que nadie pueda tener otra fe y otras ideas. Pero sí que los hay, y son la mayoría, y de gente mejor.

Todos los extremistas, en su fanatismo tribal, acaban por pensar que no cabe ser más que de los suyos o de otro grupo contrario, el de los enemigos. La realidad es que existe una mayoría a la que ignoran si no es para insultarla, que es la que interpone entre ambos extremos irracionales su cordura y su aspiración a la ecuanimidad, a veces desentendida, perezosa, poco combativa. Sería esa tercera España a la que se le niega la existencia, esa enorme masa de personas no militantes, la que mira hacia todos lados y habla flojo o calla, sufriendo los abusos y desatinos de los extremos, pero que es la que siempre decide las elecciones. Su voto no es cautivo, sino variable, por eso Ciudadanos pudo ser la fuerza mayoritaria en Cataluña para luego desaparecer, allí y en el resto de España. Hizo lo mismo con otros grupos emergentes, una vez comprobada su inanidad y lo vano de sus predicaciones. Fue quien dio mayorías absolutas al Psoe y luego se las quitó para dárselas al PP. Acabarán hartándose de la fragmentación chantajista y destructiva y descartarán marginalidades oportunistas. Esto es algo que no pueden llegar a entender los que hipotecaron su criterio y su voto a un partido, al que votarán haga lo que haga, al que defenderán con razón o sin ella, con grave quebranto de su credibilidad y su consideración, con tal de que no manden los contrarios, a los que profesan un odio africano.

Viene a resultar, creo, que las elecciones las acaban decidiendo esos a los que los extremistas de todo pelaje llaman equidistantes, no pudiéndoles llamar nada peor. Los que utilizan argumentos, mejores o peores, pero propios, los que irritan a los sectarios al mirar para ambos lados con asombro e indignación, a los que son más de partido que de ideas, a esos que han demostrado que les dan lo mismo unas que otras con tal de que manden los suyos, aunque nadie sepa ya para qué.

En resumen: Hay la tira ‘nimalicos.