jueves, 10 de junio de 2021

Breve científico y olvidadizo

Hay (siempre los ha habido), ministros y cargos públicos sin actividad conocida. Visto el percal, lo deseable sería seguir sin tener noticias suyas porque cuando conocemos las destilaciones de ciertas mentes, que en algo deben de entretener su aburrimiento, sube el pan. Dice el señor Sánchez que va a eliminar algunos ministerios, de esos que subdividió innecesariamente para hacer sitio dónde sentar tantos compromisos. Si los destituye y cierra esos ministerios que no deberían pasar de subdirecciones generales, si acaso, a menos que nos lo explique, nadie se daría cuenta. Incluso iríamos a mejor. Si acaso se ahorrarían las centenas de millones malgastados en ubicar y financiar los ocios de estos cargos, de sus subalternos y adláteres, y de paso evitaríamos algunas vergüenzas.

 Ha llegado la cosa a un punto en el que lo máximo que cabe esperar de algunos próceres es que no hagan daño, que no perpetren ningún desmán irreversible. El ministerio de Ciencia, sí, el de Ciencia, donde vegeta el señor Duque, no encuentra mejor manera de hacer algo por el gremio que borrar de los premios que concede su ministerio el nombre que homenajeaba a Ramón y Cajal, al doctor Marañón, a Juan de la Cierva y a otros de esos pocos científicos que el personal conoce. Así, pensando que para poca salud ninguna, reafirmará en la gente la idea de que sólo hemos inventado el botijo y la fregona. España nunca ha necesitado enemigos externos, con los de dentro nos apañamos. Espero que no apliquen semejante criterio al Cervantes ni al Goya, aunque malo es dar ideas a algunos que se empeñan en pasar a la historia, aunque sea por imbéciles.

 Mejor debería convocar y bautizar otros premios con los nombres de Juan de Juanes, el doctor Balmis, Severo Ochoa, Domingo de Soto, Jorge Juan, Alonso de Soto, Juan López Velasco, Agustín de Betancourt, Miguel Servet, Jaume Ferrán i Clua, Isaac Peral, Fidel Pagés Miravé, Celestino Mutis, Ángela Ruiz Robles, entre otros cientos de científicos, geógrafos, descubridores, botánicos y demás ignoradas lumbreras adelantadas a su tiempo que estos mandrias hoy intentan oscurecer. Llega uno a dudar de que siquiera tengan noticias de ellos, sin duda tan absorbidos y encerrados en la celda sin ventanas de su especialización como mal aconsejados por los sectarios que nunca dejan de pulular a su alrededor, pastando también del presupuesto.

Una vergüenza. Una más.

 

 

2 comentarios:

  1. No miro mucho la televisión, lo reconozco, así que seguro que me he perdido algo. Pregunto ¿con qué argumentos se ha llevado a cabo semejante tropelía?

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Todo empieza con la negativa del Ministerio de Transportes (Ábalos) a autorizar que el aeropuerto de Murcia se llame Juan de la Cierva. Por franquista. Siguiendo las indicaciones de la Secretaria de Estado de Memoria Democrática. El ministerio de Ciencia e Innovación eleva la puja y hace lo propio con los premios que convoca y concede, de forma que elimina el nombre a quien se dedicaba, Juan de la Cierva y de todos los demás, dejando solo el área por la que se conceden: Biología, Humanidades, etc. Así, Ramón y Cajal, Torres Quevedo, Alejandro Malaspina y otros ilustres personajes, orgullo nacional, dejan de manchar tales premios con su nombre, sexo y condición. En este caso, a lo de franquista de Juan de la Cierva, se argumenta que encima todos son hombres.

      Eliminar