jueves, 2 de diciembre de 2021

Epístola harta


Aquí tomando el último café y esparciendo las prendas de mi amor (de uno de mis amores) sobre la mesa, a ver si se me ocurre algo después de leer que Serrat inicia su última gira, tal vez lo más serio que he leído hoy en las noticias. Me niego a seguir intentando razonar (menos argumentar y debatir) sobre locuras como que se ponen en riesgo los presupuestos porque una banda de orates pretende que NETFLIX (una empresa privada y foránea, cuyos directivos seguramente ni saben dónde está España) doble al catalán el 6% de su producción, mientras otra parte de la peña aporta a nuestro bienestar la cuestión de si juzgamos ya al general Mola. O mejor todavía a Franco, que no hago otra cosa que pensar en ti. Y no se me ocurre nada bueno. Podían pedir que Apple quite la ñ de los teclados del principado, ya puestos, y que se deroguen el Fuero Juzgo y las Partidas, que ya es hora. Declarar un abuso, pedir perdón a los Omeyas y revertir la Toma de Granada, o desdescubrir América, por ahora no se le ha ocurrido a casi nadie.
Cuando lean estos alucinamientos por ahí fuera, si es que ya queda en esos mundos algún desocupado que nos preste atención, se harán cruces, se pellizcarán para creerlo. ¡Qué país más maravilloso en el que hay quien entiende que esos y otros desvaríos por el estilo están entre sus principales problemas! Somos un país de interés turístico. Creemos que vienen a las playas, a los museos y a comer y beber, que también, pero principalmente acuden a hacernos fotos, a ver con asombro qué clase de personas habitan un país así. Perplejos de que aun con políticos tan inútiles como belicosos y sectarios siga existiendo, de que alumbren las farolas, salga agua de los grifos, se coma y se beba tan bien y se paguen las nóminas.
Cuando yo era joven se hablaba del milagro alemán. Nada que ver con nosotros; nuestro milagro es mayor, inmenso, inexplicable. Hemos sobrevivido a algunas de las peores gobernanzas de la Historia, sin salvar a un pueblo que ha optado en no pocas disyuntivas por la peor de las opciones, aunque llevamos unos lustros que vamos a dejar en mantillas a Fernando VII, a las guerras carlistas y a Nerón. Hay una oposición, (varias), a la penosa altura del gobierno (incluso dentro de él) y de sus apoyos, chulos y muletas, lo que convierte el panorama político en un esperpento, una función teatral, en la que se nos dice que se legisla tal o cual cosa, pero que no cunda el pánico, que es para no hacer ni puto caso de la norma, que queda solo como ornato del BOE y por poder decir algo para salvar cada uno la cara ante su peña, mientras la foto del acuerdo, sin que se la partan. Un sindiós.
En fin. Despliego mis Daniel Smith, mis brochas y mis papeles. Un refugio, un placer, una evasión. Pruebo, mezclo, anoto, hago alguna acuarela a ver si sale lo que espero, pongo a Bach y a Serrat de fondo, espero la hora del martini y luego a seguir con las obras completas de Rafael Barrett, mi última adquisición.
El teatro político, que no para, función continua de despropósitos en el Callejón del Gato, sigue lejos, colgao de las alturas. Luego los que se hacen cruces son ellos cuando el recuento. ¿Cómo votarán esto o lo otro? —se preguntan liderzuelos y guruses. Hacéoslo mirar, pero pronto, que la cosa no da más de sí. Ni de fa sostenido.




2 comentarios:

  1. Veamos, Pepe. Día de la Constitución. Relajado. Hemos encendido, por primera vez este año, la chimenea. No sabemos si nos confinarán. Ya tengo hora para la siguiente dosis. Había dejado para esta mañana esta lectura. Leyéndote, me ha venido a la cabeza una afirmación categórica al respecto, creo que de nada menos que el señor Otto von Bismark: "Con este pueblo no hay quien acabe (se refería a los españoles); llevan incluso ellos intentándolo desde hace siglos y aún no lo han conseguido". Y sí, no sé si Dios existe, pero los milagros sí. Los yankees celebraron hace unos jueves su Thanksgiving Day; los judíos acaban hoy su celebración de la Hanukkah; los que vivan aquí, los unos y los otros y quien quiera apuntarse desde otras culturas, harían bien en agradecer a su Dios que cuando pulsan el interruptor se encienda La Luz y cuando abren el grifo salga agua potable, que no es moco de pavo. Ser un descreído tiene estos pequeños problemas: uno no sabe a Quién agradecer la presencia de lo mágico en nuestras cotidianidades. Bueno, a ti sí, Pepe, por compartir tus reflexiones y acuarelas.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muchas gracias, una vez más, por tu comentario. Me alegra leer lo de la chimenea. Durante unos años viví en una casa que tenía una y siempre la echo de menos. Como el mar. Resignación cristiana. Procuraremos tomarnos las cosas con calma y no sufrir a cuenta, que decía mi padre.Cada día trae su propio afán. También tengo fecha, el 20, para el tercer pinchazo.
      Y también me acordé de Bismark al escribir esto. Peores las hemos pasado y esta también pasará, ya veremos cómo y cuándo. Pero si salimos con bien será a pesar, no gracias a estos desalmados que gobiernan, se oponen o apoyan, que están cada uno en lo suyo.
      Leo con alegría que a Serrat le han concedido la Cruz de Alfonso X el Sabio, sin duda merecida. NO creo que tenga la Creu de Sant Jordi, lo que cuenta a su favor, como se la negaron, si no recuerdo mal, a Josep Pla. Recibir de tales manos ese galardón viene a ser un descrédito, dada su deriva y apropiación partidista por los orates que desgobiernan Cataluña. Hizo bien la Sardá en devolverla.
      Aunque al escribir estas epístolas siempre se tiende a la exageración y a la anécdota, lo del milagro no es broma. Todo lo que funciona, lo hace a pesar de ellos, por inercia, profesionalidad y dedicación de trabajadores y funcionarios. De subsecretario para abajo. A partir de ahí, hasta la cúpula, llego a pensar que son un estorbo.
      Feliz Navidad, deseo que ya se va considerando incorrecto, que esa es otra.
      Un abrazo y mis mejores deseos para ti y tu familia. Cuidaos.

      Eliminar