miércoles, 28 de septiembre de 2022

Crónica subastante y tributaria

Et voilá. Donde menos se espera salta la liebre. La liebre electoral tributaria, perseguida por gran copia de galgos y golosos. Bajan unos y otros de las nubes, dejan para luego los encierros culturales y pisan terrenos del cinco, los de la cartera. Seguramente todos tienen sus razones aunque ninguno razón, pero, al menos, saltándose sus costumbres, hablan ahora de las cosas de comer, cuando han visto que sus precios alcanzaban las dichas nubes donde habitaban y entretenían sus ocios.

 Visto el panorama, envidioso de las orejas que consiguieron algunos diestros en similares faenas, Ximo Puig, siniestro él, hace una finta, un quiebro taurino, una pagetina baronesca, se demarca del gobierno y baja el IRPF. ¡Ooooolé! División de opiniones entre el público y también entre el respetable. Demagogito de Morella, anunciaba el cartel. Bueno, tampoco es para exagerar eso de contradecir —dirán algunos, acudiendo al quite. En algún momento anterior se habrá dejado dicho que eso precisamente es lo que convenía hacer, y también lo contrario. Ya lo anuncié yo, presumirían Nostradamus y el calendario zaragozano. Es lo bueno de la inconsistencia y del albur, que pase lo que pase, siempre se tiene o se ha tenido razón en algún momento, o ya se tendrá. Lloverá, infalible predicción. La verdad es cuestión de fechas. ¡Quién da más! ¡Quién pide menos! La sorpresa constante no sorprende. (Alejandro Dolina).

 No consigo recordar en este momento quién venía proponiendo hacer algo parecido y llevándose sonoras bofetadas, que me he levantado espeso hoy, pero creo que no era Sánchez. Si eso, me corregís. Tampoco sé, y además ignoro, si esto es crecerte los enanos en circo revuelto, hablando en incorrectos términos coloquiales, tener la picha hecha un lío, dicho en términos científicos y fiscales o hacerse un roto, en términos electorales y argumentarios. A melón abierto —fruta de moda geminada, porco governo—, cada uno estirazando para no quedarse sin tajada, vamos, que me las quitan de las manos. A recolectar dondedijedigos, marca de la casa y a desternillarse escuchando y leyendo sutiles matizaciones, considerandos y otrosís. Los dos decimos vamos, pero en su boca significa venimos. Mejor estarse quietos.

 Es un muchacho excelente y siempre lo será, cantan la tuna y los mariachis. Llevábamos razón, siempre llevamos razón, y siempre la llevaremos. Lo malo es que no sabemos quiénes somos. En tiempos de mares revueltos, arrecifes acechantes, tempestades y derivas, el barco al pairo, a muchos navegantes extraviados siempre les queda el faro de la lucetita del palacio. Ahí os quería yo ver, que, cuando no sopla el viento, hasta la veleta tiene carácter, que decía Stanislaw Lem. Ya se nos dirá, mirad hacia esa luz y no perdáis la fe ni la esperanza, que infalibles, aunque cambiantes y oscuros, son sus oráculos y a los dioses hay que saberlos interpretar. Cada época tiene su palacio, con su lucecita encendida toda la noche, su morador insomne y su canesú.

 


1 comentario:

  1. Solo decirte querido amigo, que después de esta Epístola, en la que relatas las subastas de impuestos de los distintos politicos y politiquillos, el Gobierno nos ha dado una "patada en el culo ", a la clase media en general, como si los que ingresamos poco más de 21000 €, fuéramos ricos, siempre pagamos los mismos, y con éste gobierno especialmente. No diré lo que pienso exactamente, solo pondré carita, y no buena. 😡

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