viernes, 9 de octubre de 2020

Breve químico y patriótico

Francis Mojica fue quien descubrió en las salinas de Santa Pola unas tijeras biológicas que escapan a mi comprensión, pero que sirven para editar la película embrollada del genoma. Posiblemente una de las herramientas que ójala pronto acaben con pandemias como la actual, el cáncer y otras miasmas. El Nobel de Química lo han recibido dos meritorias investigadoras que han conseguido afilar las tijeras de Mojica. No es la primera ni la última vez que ocurre algo similar con las autorías. De hecho España premió con el Príncipe de Asturias a esas mismas científicas, olvidando al padre de la criatura, algo que poco le habrá ayudado a ser, al menos, uno de los premiados por la Academia sueca.
En nuestra línea, una línea que hace que entre nosotros todo lo que rodea a la ciencia sea precario, desdeñado, pintoresco, sorprendente. La ciencia en España es la búsqueda solitaria de setas en el puto monte, pues poco se cultiva en los bancales de unos equipos científicos dejados de la mano de Dios y de las administraciones. Nosotros a cultivar turistas en altura, que es lo nuestro, y que inventen ellos, porque cuando, de una forma que entra dentro del terreno de lo milagroso dado el apoyo que reciben, algo inventa alguno de los nuestros, no nos damos ni cuenta. Ni le damos las gracias. La envidia profesional, otra de las virtudes patrias, debe andar por ahí rondando.
No habría que ser chauvinista, pero tampoco llegar al extremo opuesto en el que estamos instalados desde hace siglos. Un ejemplo muy menor fue cuando en un festival de Eurovisión, votando los últimos, dimos nuestros votos a Israel, que nos privaron del premio. Seguramente hicimos bien, unos Quijotes.
Se acerca el 12 de octubre, fiesta nacional de "Este País". Leeremos versiones igualmente penosas y desenfocadas de este peculiar relato de nuestra Historia que nada valora la épica propia, algo real, antes la desacredita, mientras babea ante los cuentos ajenos. Incluso dejamos que otros nos cuenten nuestro pasado, pues para ser un "hispanista" reconocido, la primera condición es la de haber nacido lejos del objeto de estudio. Los estepaiseños prefieren ensalzar antes a Buffalo Bill que a Elcano, al general Custer antes que a Colón o al Gran Capitán, al 7ª de Caballería frente a los Tercios. Olvidan a Leopoldo II de Bélgica y sus crímenes en su Congo (los pocos que los conocen) y nos recrearemos en los errores (si los hubo) de los Reyes Católicos para celebrar la fiesta de esta cosa en la que algunos son capaces de ver muchas naciones, menos la única que hay. Para llorar.
Desde aquí mi reconocimiento agradecido al doctor Mojica. De paso, dense por contestados de antemano todos los mandrias que el 12 de octubre no encuentran nada que celebrar y, lo que es más grave, les molesta que lo celebremos los que sí.

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