Ya tenía bastante la justicia, entre los estirazones a
sus puñetas, su forzada dedicación a encausar a muchos conmilitones de los que
estirazan y a intentar arreglar problemas o apagar incendios que esos mismos o
provocan o son incapaces de solucionar. Además ahora vamos a convertir los
tribunales en consultorios psiquiátricos.
Las sentencias del procés y de Trapero, como otras que
afectan a todos los partidos salvo excepciones que no conozco, son contadas por
cada uno como la feria, según les va, valoradas según se acostumbra, justas si
favorables, indignas cuando pintan bastos. Ahora llegamos a la guinda, las
detenciones de la camarilla de Puigdemont en lo que parece un episodio de
Amanece que no es poco, el de la invasión, aderezado, como es costumbre en la
casa, con el uso de cuantiosos fondos públicos para financiar sus delirios. El
juicio parecerá un guion de Berlanga o de Cuerda.
Seguramente no hay forma de evitarles a los togados el papelón,
porque de forma fatal el guion de la película y los diálogos de cada proceso
acaban acercándose dialécticamente al nivel de los hechos y personajes que se
enjuician. Y viendo discutir a un listo con un tonto, a un loco con un cuerdo, al
cabo de un rato es difícil distinguirlos. Un juicio acaba adaptándose al nivel
del juzgado y aunque se trate de un criminal, se le supone un cierto raciocinio.
Tal vez por ello sea hora de tratar el tema independentista desde un punto de
vista psiquiátrico, seguramente la única forma racional de abordar los hechos.
Los acusados, pueden pagar, deben pagar si así se demuestra,
por los robos continuados de dineros detraídos de necesidades reales y urgentes
para financiar los desvaríos y sueños de escriturar a nombre del cártel la
finca catalana que ya tienen decenios en usufructo. Lógicamente las leyes nada tendrán
previsto para estos desajustes frenopáticos, como ocurrió en juicios anteriores
donde se juzgaba una ilusión, un sueño irrealizable, según decía la sentencia. Muy
caro y peligroso pero, al fin y al cabo, todo era ilusión, teatro, circo y
encantamiento. Nadie puede prever la vesanía de alguien que quisiera beberse el
Júcar para secar la comarca o robar un término municipal echando viajes con
camiones llenos de la tierra de los bancales hasta llevársela toda. Sí debería
estar contemplado el penar todo gasto inútil, no digamos nocivo para la
conviviencia. Embajadas para desacreditar al Estado pagadas por los impuestos
de todos, o los fondos desviados para mantenimiento del loco de Waterloo y su
corte a cuerpo de rey, o la creación de una agencia espacial para lanzar
cohetes. Todo pirotecnia.
¿Qué figura legal podrían tener nuestros códigos para quien
reclamare la presencia de mercenarios de un país ajeno y lejano para sustituir
una ocupación que sus desarreglos mentales les hacen figurar cometida por parte
de sus compatriotas? Nadie puede creer que Putin estuviera dispuesto a asumir
la deuda catalana y a enviar 10.000 soldados para apoyar la república bananera
soñada por estos dementes. Lo malo es que ellos sí; no sólo lo creían posible,
sino también deseable. Tratado el tema en un juicio, necesariamente será algo surrealista
y su desarrollo y su sentencia puestos en cuestión. El juez Calatayud, ya acostumbrado
a tratar con adolescentes revoltosos, les mandaría unas pastillas y los pondría a
trabajar en un andamio. O dirimir la cosa en un duelo singular entre Puchi y un
Goliat estatal, y luego ya al trullo. La embajada rusa contesta con sorna que
pocos son diez mil para tamaña epopeya. Eso bastaba en la Anábasis, Ciro contra
Artajerjes, cosa que ya añado yo.
No es para menos la ironía rusa. Si esas peticiones
existieron, bueno sería saberlo y a qué nivel llegaron los contactos, aunque
uno imagina una escena de Torrente. Meras confabulaciones entre hampones, de
fijo agravados por el vodka sus desarreglos mentales, porque si se enteraran en
el palacio de Putin que sus servicios secretos tratan en esos términos con estos pobres incautos
alucinados, destierran a toda la legación diplomática a Siberia. No sé si
Gorvachov, al que meten en el ajo, se molestará en descender hasta estos pantanos
ni para desmentir la fábula, pues lo más posible debió ser que estos sujetos acabaron
dando con algún mafioso espabilado que viera ocasión de sacar algún provecho de esta tropa
que les pedía tropas. Al menos, reírse. Como la demanda de un par de regimientos dejaría petrificados y mudos a los rusos, con su silencio los tractorícolas se animaron a añadir que, de paso, nos pagáis la
deuda, total unos cientos de miles de millones. A cambio, la neonata república,
una potencia mundial, daría por buena la anexión de Crimea y os enviaría un par
de garrafas de ratafía de la del Torra. Y aquí paz y después gloria. Todo se
andará, todo se andará, nos dicen en el Kremlin, —contestaron ya casi repuestos aunque aún perplejos. No
es raro que, como estos mataharis nos cuentan, Puigdemont, al conocer el calado y enjundia
de la operación, se cagara en las bragas. [sic]. Si se lo cuentan a la Marta
Rovira aún estaría llorando. Junqueras ya andaba encargando mil misas con
Tedeum a los dominicos de Montserrat y Mas un traje militar de Armani, con
media arroba de medallas. La sorna de la embajada rusa es explicable y los
únicos informes que llevaría a Moscú la valija serían para describir lo propicio de que
metieran en las redes más mensajes para enredar el cotarro si es que se podía
enredar más, que veían el río revuelto y que eso de andar como pollos sin
cabeza en Cataluña hoy ya no es una metáfora. Pero nada de contar con esta
pandilla tan poco seria ni para beber vodka. Que en cuestiones de religión
mejor no meterse y que nada de considerar la posibilidad de apoyar una
hipotética republiqueta regida por tales descerebrados narcisistas y
avariciosos. Hasta los enemigos conviene que sean serios. Lo dicho, un
descojone moscovita.
Lo malo es que aquí también nos lo tomásemos a broma. No
sugiero que lleguemos al nivel de demencia de esa gran familia siciliana que
desgobierna el Principado, pues sería arduo y estéril obligar a un tribunal a
diagnosticar su patología. Como esto de los 10.000 hijos de san Putin
desfilando por la Diagonal es sólo un sueño de perturbados mentales, procede
hacérselo ver, si acaso, por un tribunal médico, de esos que valoran el grado
de responsabilidad que cabe atribuir a un psicópata. Todo se deberá limitar en lo penal, lo
que no sería poco, a lo real, a la pela, a pedir responsabilidades por usar
millones de euros públicos para financiar disturbios, quemas de calles,
sabotajes y otros desmanes acuáticos. Especialmente grave si se hace, como se hizo, desde
la propia cúpula de la administración autonómica. Si eso no la convierte en
organización criminal, que venga Dios y lo vea.
Lo más penoso no es que sus secuaces, red clientelar y
masas hipnotizadas por el péndulo independentista les den la razón. Gran parte
de esa tropa vive de esto. Lo peor será ver desde otros lares a los tontos de
siempre, los útiles y los inútiles, desviar la atención, una forma de colaborar,
intentándonos convencer cuando estos hechos alucinatorios lleguen a los
tribunales que quien está en duda precisamente son los jueces, no los delincuentes
juzgados. Es lo que llevamos soportando ya muchos años. Sólo por sus robos, que
robos son, y desmesuradamente cuantiosos como corresponde a los discípulos de
Pujol, ya merecían estar en la cárcel tantos o más años que el bigotes o el
Bárcenas, que han robado menos y en otros aspectos son menos peligrosos para la
convivencia que los dirigentes separatistas. Y me refiero a los políticos
presos por los juicios del procés, que bien están donde están, y más cuanto mejor vamos conociendo los planes y actos de ese entorno claramente mafioso y
alucinatorio. La locura es más peligrosa que condenable y no se cura en la
cárcel, pero sólo, como decía, un traslado al psiquiátrico debería sacarlos de
ella.
Maestro, En la ironía te mueves como trucha en el Jucar. Mi reconocimiento y admiración.
ResponderEliminarGracias, amigo. Pues ando últimamente flojo de humor, como todos. Pero es que este tema es para descojonarse. CUidaos. Un abrazo.
EliminarDivinos únicamente fueron los dioses olímpicos, y no todos. cuasi divinos creo que no hay ninguno, salvo tú con tus escritos y yo por ser primo tuyo y por aquello del contagio.
ResponderEliminarGracias, querido primo. Me alegra verte por aquí. Más bien nos parecemos por la genética que no es bueno hablar hoy de contagios. Un abrazo, Daniel.
EliminarHay alguna figura jurídica que pueda utilizarse para una inhabilitación psiquiátrica, en lugar de otorgar un sueldo vitalicio y la hilera de prebendas que le han caído a Torra por incumplir la Ley?
ResponderEliminarAl margen o paralelamente a las repalandorias que puedan llevarse por nuestra parte, alguien en su sano juicio deberían poner en marcha una tropa de peritos para determinar trastornos que nos puedan llevar al resto a una ruina segura. Empezando, quizá, por los trastornos psicopáticos del presidente (no diré que presidente por si me detienen). Creo que esta oficina de salvación sería un factor importante a tener en cuenta en la creación de empleo.
Sí, andan más necesitados de botica que de pan. Los psiquiatras tienen trabajo con ellos, que no fallan palo.
EliminarUn abrazo.
Un saludo Pepe.
ResponderEliminarJesús
Querido Pepe: una aclaración primera: los monjes de Montserrat son benedictinos, no dominicos, aunque quiero pensar que, más que un error, pudiera ser un desliz inconsciente ya que hablas del procés e, históricamente, fueron los de blanco y negro los que se hicieron cargo de los tribunales de la Santa Inquisición. Por lo demás: así son las cosas, como las cuentas. Para alucinaciones de algunos, desgracias de muchos y esa sensación de insensatez, de incompetencia, de necedad absoluta, de desvarío psiquiátrico —la locura, en sus momentos y entendida de según qué manera, puede ser sinónimo de genialidad— que me provocan a diario tantos políticos. De tantos, ojo; porque de la cuerda tiran no sólo los independentistas, sino otros que dicen representar los intereses de España o, perdón, de "este país", el "Estado español" y otros términos metafóricos de los que estoy hasta los mismísimos. Un abrazo. Te seguiré leyendo con ilusión.
ResponderEliminarHola, querido Ferdinandus. Gracias por tu corrección. Un error lo de la orden de religiosos de Montserrrat. Son benedictinos, como los del Valle de los Caídos. Bueno, iguales, no, que la Iglesia es muy adaptativa al medio y pronto se mimetiza. Una vela a Franco y otra al procés. O al diablo vasco. Lo corregiréen la epístola.
EliminarLlevas razón en que estos orates son muy ocurrentes, rozando lo genial. Podrían dedicar esa inventiva a algo más constructivo. También en que los estepaiseños son de la misma mata y a veces echan espinas y flores semejantes. No negarán ni unos ni otros la casta. Españolazos.
Un abrazo.